Rodríguez Zapatero ha prometido que facilitará el acceso de los jóvenes a la vivienda y esperamos que no se trate de más zapatillas Kelifinder o de “minipisos” como hasta ahora. Que sea algo menos novedoso, pero más útil, porque escuchando a la ministra del ramo uno no se entera de nada. Hace unos días Carme Chacón declaró en Murcia que los problemas de la vivienda “hay que abordarlos desde metodologías complejas para garantizar un desarrollo sostenible que pasa por el uso de las ciencias y la tecnología”. Sólo le faltó añadir que la problemática de la vivienda se tratará de paliar con las correspondientes políticas e iniciativas que persigan alcanzar los logros que consagren unas políticas tendentes a solucionar las problemáticas con arreglo al desarrollo sostenible de esas políticas y sus problemáticas. Porque lleva poco en el sillón ministerial, pero ya se maneja con soltura en el lenguaje cursiprogre. Y además añadió que con la nueva ley de insonorización, los ciudadanos dejaran de oír los tacones de la vecina y en esto yerra, porque para un perverso fetichista no hay nada más malicioso y erótico que oír los tacones de la vecina, imaginártela con esos tacones, con medidas con talón cubano y a dónde se dirige con ellos. Pero eso, claro, ella no lo sabe. Ni se lo imagina.