¿Follas o no follas?

No quiero parecer grosero, pero es que estoy hecho un lío porque en la web de 20 minutos informan de cómo llevarte a un chico a la cama en la primera cita sin parecer desesperada. Y no lo entiendo. “A la mayoría de los hombres les parece estupendo que una mujer tenga muchas ganas de acostarse con ellos”, las previenen en la web. “Pero la mayoría de las mujeres no se sienten cómodas si creen que él cree... bueno ya me entiendes”, añaden con cierto tono de complicidad. Pues no, no lo entiendo. Es raro. ¿Quiere decir que tienes que alegrarte al saber que ella quiere acostarte contigo, pero tienes que hacer que crea que tú no sabes que ella quiere acostarse contigo? Y qué haces: ¿silbas para disimular?

“Es este un ejercicio que a simple vista parece muy difícil”, insisten en la web, “pero si sabemos que el 68% de los hombres interpretan como una insinuación de tipo sexual el hecho de que una mujer les invite a café por segunda vez aunque haya motivos para ello…” Pues se equivocan porque
si mí una chica me invita a tomar café dos veces seguidas, lo que interpreto es que está preparando unas oposiciones y se está metiendo café hasta el culo. Y que no hay nada de sexo. Debo de ser raro. O muy suspicaz.

“Una forma de que el mensaje llegue alto y claro”, advierten en la web, “es invitarle a tu casa para cenar con cualquier buena excusa. Prepara una cena formal con velas, música romántica, tu mejor vestido etc.. Dedícale todas tus miradas, que quede bien claro que sólo te interesa él y pídele que te ayude en la cocina”. De eso nada, porque con lo de la cocina uno interpreta que es una argucia para que se la dejes limpia porque ellas con tal de no fregar son capaces hasta de follar contigo. No tienen vergüenza Son unas descaradas. Ya no saben qué hacer para que les friegues los platos.

“Si enrojece y califica tu proposición de inadecuada no te sientas mal por ello”, insisten en la web, “seguro que hubiese sido un desastre en la cama. Haz como si no hubiera pasado nada, dale su chaqueta y acompáñalo a la puerta”. Claro, pero ella se queda con los platos fregados. Mucho morro es lo que tienen.