Antonio F. Marín: El zafio de León

3 de agosto de 2007

El zafio de León


Escribe Herman Tertsch que Jimmy Zapatero Carter, el muchacho de León que figura como presidente del Gobierno, se acercó al padre de uno de los jóvenes militares que murió en Líbano y le manifestó su más profundo pesar por su muerte: “Una pena. Seguro que ha ido al Líbano para comprarse un coche, ¿no?”. Aunque el joven militar hubiera ido allí para ahorrar y comprarse un coche, una persona educada se lo calla, jamás lo dice, ni lo menciona y menos a su padre que acaba de enterrarlo. Él lo ha hecho y evidencia la catadura ética del tipejo; un insignificante
maleducado personaje que ha llegado a presidente gracias a la muerte de 192 españoles y del que dos de cada tres españoles no se fían (encuesta del CIS).

Es un zafio grosero que ha estado toda su vida viendo del dinero de los españoles porque jamás ha trabajo por su cuenta y que, por supuesto, no tiene educación, ni la conoce, ni la intuye, ni jamás la ha recibido en su casa. Lo bueno de esta noticia es que ahora ya sabemos por qué hay que objetar Educación para la Ciudadanía: para que nuestros hijos no se parezcan nunca al zafio de León. Sobran los demás argumentos: sólo para que no se parezcan a él, para que no sea tan maleducado como él. Con eso nos basta.
Nos va en ello la vida, porque esto no es una cuestión moral, ni religiosa, sino de elegancia, aunque los zafios cursiprogres no lo entiendan. No pasa nada, porque el art. articulo 27.3 de la Constitución establece que “los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones". De acuerdo con sus propias convicciones. Así que no pasa nada y hay que objetar, con la ley en la mano y aunque los garrulos zafios no lo comprendan: un paleto tampoco comprende la sensibilidad de Bach, ni un pez comprende el Principio de Arquímedes y pese a ello sigue nadando.

Mobusi