Canarias arde, Cataluña sufre un apagón y la culpa, claro, no es del responsable del que gobierna, del que cobra por ello, según la doctrina cursiprogre editorializada en la carta pastoral de ayer a los acérrimos, pese a que el avión contraincendios más cercano estaba a 1.400 kilómetros. Si se hunde un barco y gobierna la derecha, la culpa es del Gobierno y se defiende al armador; pero si se hunde un barco y gobierna la izquierda, la culpa es del armador
que es mu' malo.
Qué hastío. Llevamos así treinta años y la gente sigue tragando las pastorales cursiprogres que en este caso, van a misa. Y su palabra va a misa. Que fatiguita, joder, cuánta medianía, mientras el verano nos sigue torrando y por aquí seguimos como siempre, en plan serio, hablando de incendios, apagones, fetichismos, Bergman, Dios y demás recreos metafísicos porque el que sea verano no es excusa para volverse idiota.
Algunos medios de comunicación te ofrecen en verano un catalogado repertorio de naderías frívolonas mediante artículos o reportajes que ellos llaman “refrescantes”, ligeros e intrascendentes, porque se creen que en el verano la gente se vuelve idiota y aguanta todo lo que le echen. Creen que la inteligencia se suspende en vacaciones y a lo mejor es cierto porque haberlos haylos que son idiotas en temporada alta y fuera de ella. Uno debe de ser igual de riguroso en verano que en invierno y porque llegue el calor no se pueden admitir las flojeras fruslerías de algunos chiquilicuatres que creen que porque andamos vacantes, tienen bula para contarnos sus naderías que lo son tanto en verano, como en invierno, como debajo de la ducha y fuera de temporada.