El ideólogo de Educación para la Ciudadanía, Victorino Mayoral, ha logrado contratos millonarios con el PSOE a través de una ONG de la que él forma parte, he leído en el ABC. Y no sé de qué se extraña el periódico porque esa es precisamente la esencia de la asignatura cursiprogre; es decir, predicar con el ejemplo. Porque dicen los listos que con la asignatura se enseñan los valores constitucionales, pero omiten los otros valores constitucionales como la solidaridad interterritorial, la unidad de España, la obligada cooperación con las creencias religiosas (artº 16.3), el derecho constitucional de los padres a educar a sus hijos o la igualdad de los españoles, que ni se tocan, ni se tratan, ni van en el temario. No existen. Ellos se han reunido con su tía Enriqueta y han decidido qué tenemos que pensar y qué no, aleccionados por el excelso Pepiño Blanco. A mí el último que me dijo qué tenía que
pensar y qué no, se llevo una patada en los huevos. Era un alcalde franquista. Así que no me extraña que estos reaccionarios totalitarios quieran enseñar los valores constitucionales que a ellos les interesan, pero eluden los que no les gustan porque ya se sabe que un cursiprogre predica con el ejemplo, decide qué hemos de pensar y cómo hemos de obrar “haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga”, y si es diputado como Mayoral, puede lograr subvenciones millonarias, aunque el artículo 159 de la Ley Electoral deje bien claro que es incompatible. No importa. Se cumple la ley si interesa y se elude si no interesa; es decir, cursiprogresía pura de oliva, en esencia, y con denominación de origen.