Antonio F. Marín: La España cateta, palurda y paleta.

17 de septiembre de 2007

La España cateta, palurda y paleta.

Soy lo suficientemente macho para pulverizar la acusación de homosexual”, ha proclamado Hugo Chávez sin quitarse la gorra. Y me lo he imaginado apoyado en la barra del bar mientras lo dice y se coge los huevos, y me he pensado: este tío no es venezolano; es español de pura casta. Y de los más apañadicos, como un juez catalán que se llama López (ya saben: la fe del converso, qué miedo), que nos ha hecho ver que el hecho de quemar públicamente el retrato del rey no es delito porque es libertad de expresión. Este hombre fue el mismo que también sentenció que en Cataluña hay un genocidio, comparando a los judíos de Auswitchz y a los palestinos de Sabra y Chatila con Buenafuente, por ejemplo, que es catalán y según él víctima del genocidio.
Uno cree que quemar un retrato del rey no es delito, qué va, pero sí es una falta de educación como pegar los mocos debajo de la mesa, tirar papeles al suelo o escupir en la calle. Cosa de paletos, de chicos Logse y de futuros aprobados con sobresaliente en Educación para la Cursiprogresía del genio de
Mayoral, el diputado del PSOE que se ha llevado ocho millones de euros en crudo, en valores ciudadanos, en ética y en subvenciones para sus cosas de ONG. Llevan carrera y tienen buenos maestros. Si quemar retratos del rey es la propuesta racional e intelectual que nos proponen para apoyar la República, apaga y vámonos, que ya está la misa dicha. Un nivelazo como el de Hugo Chávez, por cierto, puro macho coñac Soberano. ¿La dictadura es cosa de hombres?
Porque todo este pifostio de la libertad de expresión quemando retratos, con la cara tapada; es decir, libertad de expresión valiente y anónima, se acabará en el momento que alguien queme la foto del abuelo de Zapatero. O la de Pablo Iglesias, por ejemplo. O la del patriotero Casanova que creo que hizo algo por la patria catalana. O la del Che Guevara. O la de Sabino Arana, otro ejemplo de patriotero valiente, porque entonces vendrían las madres mías, las acusaciones de intolerancia y las descalificaciones de fachas, retrógrados y demás sambenitos de la cursiprogresía millonaria. España misma, genuina, patán y venezolana, sin ir más lejos. La España cateta, palurda y paleta.

Mobusi