Ibarreche ha pedido al PP y al PSOE que no se pongan nerviosos con el referéndum que ha convocado y resulta que aquí el único que se ha puesto nervioso ha sido él, porque nosotros estábamos tan tranquilos matándonos como siempre, cuando ha aparecido él por medio para distraernos de nuestra vocación fratricida. Porque si para Zapatero el concepto de nación es “discutido y discutible”, el concepto de tonto no lo es. Hay unanimidad categórica. Y entonces sorprende que los que quieren hacer cumplir la legalidad a propósito del referéndum de
Ibarreche porque “es ilegal y se cumplirá la ley”, no digan lo mismo cuando omiten hacer cumplir otra ley: la de las banderas, por ejemplo.
Las banderas tampoco se ponían en tiempos del PP, es cierto, y también es cierto que son sólo trapos, eso dicen, pero yo le pedí una vez a uno de ellos las bragas de su novia, que también son sólo trapos, y se negó rotundamente a que las manoseara. Son sólo trapos y no vamos a ir a una guerra civil por las bragas de tu novia, le decía yo, pero él se las tomaba como algo sagrado, como algo más que unas bragas, ya ves tú, le insistía yo, cuando no son más que trapos y tú te lo tomas como si fuera la enseña nacional. Y además son de mercadillo, que si fueran de Prada… Porque son sólo trapos, es cierto, pero Fernando Savater cree que ahí donde este izada la bandera nacional, se defenderán sus derechos, y donde no esté izada no se defenderán. Y eso que son trapos, digo bragas.
Y puede que tenga razón. Aunque nos sorprende que la vicepresidente del Gobierno, señora De la Vega, declare que las reglas que marca el Estado de Derecho “no son normas que puedan saltarse a la torera”, cuando precisamente ella y su Gobierno llevan años saltándose a la torera y haciéndole la trompetilla a la ley que obliga a colocar la bandera en los ayuntamientos para que Savater se sienta seguro. Es una tontería, pero si no cumples en lo pequeño, en colocar un trapo, cómo pretendes cumplir en lo grande impidiendo un referéndum para la independencia de otra bandera de trapo. Así que el lendakari ha hecho lo mismo que hacen ellos, es decir, pasarse la ley por los huevos porque se conoce que se ha dicho que puestos a incumplir la ley, pues que maricón el último. Se estudia en Educación para la Cursiprogresía.
