“Soy un existencialista cínico, un humanista antihumano, un darwinista social antisocial, un idealista realista y un ateo endiosado”, dejó dicho Pekka-Eric Auvinen, el autor de la masacre ocurrida ayer en un instituto de Finlandia. Y también un gilipollas, que eso se te ha olvidado incluirlo en el lote. Qué quieres que te diga. Cuánto daño ha hecho Bukowski en las mentes en formación. Todo gilipollas que lleva una vida mediocre y anodina se cree encarnado en Bukowski para por fin ser alguien y alcanzar fama y relumbrón. Se ve en los blogs y en la vida real. Otro gilipollas más. Y es que uno no quiere insultar, qué va, pero cada día te lo ponen más difícil porque, por ejemplo, la fiscal del 11M
publicó ayer un artículo en El País en el que acusa a los que comentaristas de opinar sin su Vº Bº. Sin su plácet y su bendición apostólica.
La funcionaria acusa a los columnistas de no opinar como ella quiere que se opine; de no opinar como a ella le da gustirrinín. Y luego añade, sin que se le altere la permanente, que la investigación que ella ha llevado a cabo “ha permitido desentrañar parte de lo ocurrido”. Parte. Es decir, que después de tanto énfasis, tanto titular y tanta gaita ahora resulta que sabemos “parte de lo ocurrido el 11M”. Ella misma lo reconoce por escrito y abre un “agujero negro” al reconocer que sólo sabemos “parte de lo que ocurrió”. Lo dice ella, que conste, que a mí que me registren. Y además se conforma. Le basta con saber sólo “parte”. Para qué saber más.