Una sentencia “pionera” en Murcia ha obligado a realojar en su entorno a unos ancianos expropiados, con objeto de que puedan seguir criando sus gallinas. Los ancianos vivían en una casa en la huerta que ha sido expropiada para construir la prolongación de una gran avenida, supongo que como otros muchos expropiados en esa zona y como otros miles de expropiados a lo largo de la historia ya sea para construir carreteras o pantanos con el fin de que unos pocos no jodan a la inmensa mayoría. Pero los ancianos no quieren vivir en un piso que le han ofrecido porque
ahí no pueden criar gallinas y la sentencia les da la razón y obliga a realojarlos en un lugar cercano para que puedan seguir con su corralito y sus animalicos. Como es natural toda la patulea cursiprogre se ha pronunciado a favor de los ancianitos y se han derramado en fervorosos llantos con los héroes que se han enfrentado a toda una administración municipal.
Yo no. Uno es que es un cínico despiadado y lo que me he preguntado es quién se va a comer las gallinas. O si los abuelitos de Heidi me van a invitar a mí cuando se pongan ciegos de pollo. O si en el supuesto caso de que los ancianos fueran del PP y el alcalde del PSOE, la cursiprogresía clamaría contra el fascismo individualista que se opone al progreso colectivo con la excusa de criar gallinas. Preguntas, que no contestan en esta España de Zapatero y chichinabo, porque uno conoce a muchos ancianos que están en las residencias y que también podrían ser realojados en las casas de sus familias para que puedan seguir criando su actividad afectiva que en la residencia han perdido.
Los hay a miles que no tienen gallinas, pero sí falta de cariño y nadie los realoja para dárselo. Así que un servidor cree que los que se tenían que inquietar por los abuelitos son sus herederos que para eso cobran y que son los que tenían que haberse preocupado de buscarle a sus familiares una casita de Heidi para que ellos críen sus pollos. Ellos, no los demás, que no vamos a heredar a los abuelos.