por Ceuta y Melilla. “Provocación a Marruecos muy inoportuna” o “visita con marcado españolismo rancio”, hubieran sido los titulares más amable de los sacristanes de amén zapatéticos, incluidos los del botellón Público. No importa, hay que apoyar la visita por la cuenta electoral que nos trae, para hacer olvidar negociaciones, legalizaciones, referéndum, privilegios, estatutos y conceptos de nación “muy discutibles”. Y cuando se calmen los preceptivos vítores, banderazos y besamanos, es probable que el excelso Pepiño Blanco y el bienquisto de Rubalcaba, convoquen a sus huestes a la plaza de Oriente para que el Caudillo Zapatero diga aquello del "contubernio judeomásonico" de El Mundo y “Santiago y cierra España”. Y maricón el último, digo, anti Español el último.
5 de noviembre de 2007
¡Santiago y cierra España!
Los columnistas rodrigones de Zapatero dicen que no importan las razones que haya sostenido el Gobierno para organizar ahora el viaje a Ceuta y Melilla, ya que eso es lo de menos pues ese viaje era un trámite pendiente que ahora se resuelve. Puede ser. Pero no cuela. No nos lo creemos después de aguantar durante meses eso de Gobierno de España por aquí, Gobierno de España por allá y Gobierno de España hasta en la sopa de letras en una especie de mantra para auto convencerse de que, efectivamente, son el Gobierno de España, pues se conoce que tenía dudas y nada hay como una afirmación catequética ante el espejo para persuadirse de que uno es el Gobierno de España. O guapo, listo o el que la tiene más larga. Pero ahora toca el sacrificio de llevar a los reyes a Ceuta y Melilla porque vienen elecciones y hay que demostrar que a españoles no nos gana nadie.
Toda la prensa cursiprogre ha apoyado el visita, pero no quiero pensar lo que habríamos leído si hubiese sido Aznar el que hubiera organizado el bolo
por Ceuta y Melilla. “Provocación a Marruecos muy inoportuna” o “visita con marcado españolismo rancio”, hubieran sido los titulares más amable de los sacristanes de amén zapatéticos, incluidos los del botellón Público. No importa, hay que apoyar la visita por la cuenta electoral que nos trae, para hacer olvidar negociaciones, legalizaciones, referéndum, privilegios, estatutos y conceptos de nación “muy discutibles”. Y cuando se calmen los preceptivos vítores, banderazos y besamanos, es probable que el excelso Pepiño Blanco y el bienquisto de Rubalcaba, convoquen a sus huestes a la plaza de Oriente para que el Caudillo Zapatero diga aquello del "contubernio judeomásonico" de El Mundo y “Santiago y cierra España”. Y maricón el último, digo, anti Español el último.
por Ceuta y Melilla. “Provocación a Marruecos muy inoportuna” o “visita con marcado españolismo rancio”, hubieran sido los titulares más amable de los sacristanes de amén zapatéticos, incluidos los del botellón Público. No importa, hay que apoyar la visita por la cuenta electoral que nos trae, para hacer olvidar negociaciones, legalizaciones, referéndum, privilegios, estatutos y conceptos de nación “muy discutibles”. Y cuando se calmen los preceptivos vítores, banderazos y besamanos, es probable que el excelso Pepiño Blanco y el bienquisto de Rubalcaba, convoquen a sus huestes a la plaza de Oriente para que el Caudillo Zapatero diga aquello del "contubernio judeomásonico" de El Mundo y “Santiago y cierra España”. Y maricón el último, digo, anti Español el último.