Antonio F. Marín: La insulsa banalidad del poder

7 de enero de 2008

La insulsa banalidad del poder

Nuestro presidente del Gobierno y prohombre del Tinell, nos aleccionó ayer con la moraleja de que nadie puede imponer su fe y su moral. Y tiene razón, pero que se aplique el apotegma porque tampoco nos puede imponer “su” moral a los demás en Educación para la Cursiprogresía, pongamos por caso. Si tanto cree en sus virtudes que la haga optativa como lo es la religión, para demostrarnos que no es un hipócrita y que además respeta la Constitución, el art. 27.3, como cualquier otro vecino. Si es posible, que lo dudo, porque vivimos tiempos de lerdos cerriles como
los de una asociación que se autodenomina “católica” y que también se ha subido al palo del gallinero para cacarear que el laicismo del PSOE es equiparable al exterminio nazi. Y después de leer esto uno se cree a pies juntillas que es verídico aquello que dicen de que en España cualquier tonto fabrica un reloj de cuco.
O se hace propagandista de algo ya sea presuntamente católico o presuntamente socialista como López Garrido, por cierto, que achaca la crisis económica a Irak, cómo no, pues necesitan tanto la guerra para vivir que cuando los americanos se retiren se manifestarán por las calles para pedir que vuelvan y poder así seguir criticando a la derecha y a los americanos. Son más simples que la tecnología de un botijo.
Vuelve la guerra de Irak y volverán los oscuros prestiges
en tu balcón sus nidos a colgar
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán
a la guerra de Irak.
Y mientras vuelves las oscuras golondrinas, en España, los curritos ganan un 40% menos que los europeos, tenemos el peor índice de paro desde hace cinco años, baja el número de cotizantes a la Seguridad Social, la inflación aumenta hasta el 4,3% y los hogares van a pagar 1.000 euros más por las subida de los precios, cuando la banca y los empresarios baten marcas historias de ganancias.
No importa: dentro de unos días se reúne en Madrid la Alianza de Civilizaciones bajo los auspicios de nuestro sonrisas del Tinell y además resulta que el comunista pitiminí de Llamazares ha pedido que se llame a consultas al embajador en el Vaticano porque ya decía Antonio Romero que este tipo es el ministro sin cartera de Zapatero. Es la insulsa banalidad del poder, nunca mejor dicho. La nada más absoluta. Qué es la nada, me preguntas mientras clavas tu pupila azul en mi pupila. La nada eres tú.

Mobusi