Dijo que el fin de semana iba a empezar a "dramatizar" y dicho y hecho, sus camisas pardas tensionaron y dramatizaron la campaña y embistieron en Parla contra el adversario cuando iban a inaugurar un hospital, porque se conoce que les molestaba pues son arquetípicos de la España fascista y bravucona de Zapatero; de la España de los "intelectuales babosos y serviles" (según Álvaro Pombo, de izquierdas y homosexual) que además llamaron "turba de imbéciles" a los peperos y luego se fueron a la sede del partido a llevar un manifiesto en el que exigían el "respeto" que no daban al otro.
Es decir, que hablamos de la de España profunda, intolerante y furiosa; de la España eviterna rojo y gualda que usa la cabeza para embestir en vez de para pensar (Machado); de la izquierda casposa, reaccionaria y machista del "himen reparado" y de las mujeres de "primera mano" del diario de Forges, que el otro día se preguntaba porque España es el único país del mundo donde se dice
"derecha civilizada" sin percatarse de que quizás esto ocurre porque es verdaderamente civilizada y se deja pegar por los fascistas como Forges, sin recurrir a la dialéctica de los puños y las pistolas de Zapatero. Y eso que todavía no ha llegado la jornada de reflexión. Qué nos preparan para tan señalada fecha. Iba a votar en blanco, pero debería votar contra el fascismo.