La infantilización de la política, del periodismo y de la cultura que padecemos, nos ha llevado a que se hayan querido establecer ganadores y perdedores de los debates entre Zapatero y Rajoy como si fuera un concurso de "Cesta y puntos". No sabemos si tras tanto énfasis e interés por averiguar cuál ha sido el ganador del debate, se encuentra el deseo de entregarle un pirulí de premio. Tenemos la sociedad infantiloide que nos merecemos.
Una sociedad de memos pueriles en la que Rodríguez Zapatero se sigue mofando del ministro Cañete cuando dijo que ya no hay camareros como los de antes, acusándolo de señorito y de querer volver a tiempos antiguos. Ya quisiéramos que volvieran esos tiempos antiguos en los que
había educación y los camareros no te tuteaban como ocurre ahora, que cuando los llamas de usted te responden con el tú.
Porque se conoce que el muchacho de León no sabe lo que vale un café y además desconoce que cuando uno va a una cafetería y trata de usted al camarero, éste te tutean y te muestra su mala educación zapateril, es decir, las malas manetas que han aprendido de la Logse, de la Lode del señor Rodríguez Zapatero (lo de "señor" es un decir).
Puede ser que aconsejado por su rodrigón Bernat Soria, crea que las cafeterías son botellones en pista cubierta y que por tanto todos somos coleguis y hay que tutearse por aquello de confraternizar. Puede ser, que no digo yo que no, pero a mí no me han enseñado el tuteo ni en el colegio, ni en mi casa, porque es una falta de Lode educación, digo de lesa educación. A no ser que Rodríguez Zapatero crea que yo soy un señorito. Ya ojala. No caerá esa breva.
