Un tipo que responde por los apellidos de Rodríguez Zapatero y que ocupa accidentalmente la presidencia del Gobierno, (aunque en la guardería de su partido lo llaman Z),  nos ha amenazado con que no va a aceptar que los ciudadanos lo critiquen y le digan   qué  opinan  en materia de terrorismo, en el mejor estilo de los  chuloputas  con gorra de plato "typical spanish" que no aceptan esto, que no toleran lo otro, que no permiten esto y que no consienten  lo de más allá. 
Los tipos que cobran del dinero público pero no aceptan la crítica; es decir, esos prójimos   arquetípicos de la eviterna España rancia, reaccionaria y carcomida que rezuman prepotencia, chulería  y bravuconería tabernaria.  Sólo le ha faltado añadir: "usted no sabe con quién está hablando".  España misma, sin ir más lejos. La España  reaccionaria de los matones que se apoyan en el barra del bar y nos amenazan con que no van permitir esto o lo otro, con el agravante de que Rodríguez Zapatero  cobra de nuestro dinero y está al servicio de los ciudadanos que le pagan.  Y tiene   la obligación   de aceptar la critica, los improperios y lo que le dé la gana al respetable. Le va en el sueldo.  
Y  si  no quiere aceptar críticas (ya sea de los obispos, de la oposición o de los ciudadanos) que dimita y se refugie bajo las faldas de   su madre. Si hay algo que me da repelús es un político  que llora pusilánime y llama a su mamá porque en el colegio lo han criticado. Caguetilla.