15 de abril de 2008
Aria Giovanni, hito fetichista
Ya tenemos nuevo Gobierno "femenino", y los comentaristas destacan y elogian que haya más mujeres que hombres y que la ministra de Defensa sea mujer por primera vez en la historia de España, una carrera de marcar "hitos históricos" que ya inició Aznar al nombrar a la primera mujer presidenta del Congreso. Aquí lo que importa es marcar hitos y yo podría marcar el de ser el primer hombre que trabaja de dependiente en una lencería de señoras, pero esto seguro de que el Justiciero no esta por esta paridad.
Así que en esas estamos entretenidos, de hito en hito, de oca en oca y tiro porque me toca en plan infantiloide chachi piruli, a ver quién marca más hitos históricos, a ver quién escupe más lejos, quién salta la tapia, quién llega antes a aquella esquina o quien se hace la paja en grupo y se corre más tarde. Lo importante no es que haya más mujeres en el Gobierno, sino la igualdad de sueldos con los hombres de las que no son ministras y de eso
no tenemos noticias. Ninguna.
Pasemos pues a otros asuntos más serios, porque he encontrado esta foto de Aria Giovanni; una modelo fetichista, un hito histórico, que ha participado en casi todas las películas "fetish" de Andrew Blake, y con razón, porque la niña está cañón y jamona. Sobre todo jamona. Una jaca espectacular. Y no está operada. Son suyas esas tetas, esa cintura, esas caderas y esos muslazos; sobre todos esos muslos en los que enterrar la cara y que te ahogue al apretarte entre ellos para morir de asfixia, digo de amor, que es lo mismo. Eros y Thanatos
Una muerte dulce, querida, requerida y exigida. Mátame de amor entre tus muslos, mi vida, mi amor, mi cielo. Una muerte viva, muy viva. Mucho. Y además la chica estudió en la Universidad de California, en San Diego, para obtener el título en Bioquímica y una diplomatura en Escritura Inglesa. Y sus escenas en películas "softcore" son siempre de corte lésbico, más mejor aún, ya digo. Pues eso. Nada más que añadir y la prefiero a ella de ministro de Defensa porque esta a mí sí que me pone y me la pone firme. Y a mandar, que para eso estamos.