Antonio F. Marín: Bunge, Zapatero y su despedida de soltera

14 de abril de 2008

Bunge, Zapatero y su despedida de soltera

El Justiciero de las Mujeres se ha ufanado de rejuntar un Gobierno con más mujeres que hombres, y eso para mí no es novedoso porque en las despedidas de soltera también hay más mujeres que hombres. Muchas más. De hecho sólo suele haber un hombre. Y el espectáculo es obvio: una fidedigna estampa de igualdad, de que los hombres y las mujeres son iguales.
Aunque no hay que sorprenderse demasiado por la composición de su Gobierno después de haber batido con el anterior todas las marcas de incompetencia (Fomento, Justicia, Sanidad y Exteriores, por ejemplo). Y como es sabido que en todo organigrama humano el líder desprecia a cualquiera que le pueda hacer sombra, nuestro Justiciero se ha visto obligado a nombrar a gente de más bajo nivel intelectual que él para que no
sobresalgan, por lo que si el suyo es bajo, muy bajo, el de sus ministros está bajo mínimos. Por necesidad. Se estudia en la fenomenología de las relaciones sociales.
Y lo peor no es que este sea un Gobierno de medianías, que lo es, sino que la oposición, con Rajoy, es aún peor. Aviados vamos con Gobierno y Oposición, aunque la política no sea el único reducto donde florecen las setas silvestres pues el otro día el filosofo Mario Bunge vino a Murcia para que los pueblerinos lo recibiéramos con el fervor que se reverencia al capitalino que viene de Nueva York. Y además tuvo el detalle de revelarnos a los páparos una de las muchas verdades del barquero que los de tierra firme aún no teníamos el gusto de conocer, es decir, que "la gente normal goza cuando hace un favor a alguien gratuitamente, sin esperar nada".
Y yo debo ser anormal, porque cuando por ejemplo le como el coño a una tía espero que ella me coma a mí la polla. Porque lo anormal, lo verdaderamente anormal, es estar toda una noche lamiéndola a una tía la seta sin esperar nada a cambio. Por amor al arte. Y a la micología. Eso creo que tiene mucho con ver con la perversión, deliciosa perversión para algunos, pero tengo que consultarlo con Bunge o con mi admirada Palabras.
Pero en cualquier caso si "gozas" al hacer un favor es un síntoma de egoísmo puesto que lo haces por placer y recibes ese gozo a cambio. Hay un intercambio: te hago un favor y recibo gozo. Egoísmo puro, pero el filósofo por lo visto todavía no se ha coscado de su propia contradicción de la que ya nos previno otro filósofo, Nietzche: "Si solo se dieran limosnas por piedad, todos los mendigos hubieran muerto de hambre". Pues eso. Que Bunge vuelva para septiembre, a ver si aprueba y lo hacen ministro de Zapatero. Da la talla corta.

Mobusi