El Constitucional se ha reunido, como Juan Palomo, y han decidió que yo me lo guiso y yo me lo como, es decir, que ellos se lo comen y tragan, enterito, y hasta las bolas, porque han llegado a la culminante conclusión de que su presidenta, su coleguita, debe seguir en su cargo pese a su compadreo con una abogado que iba a recurrir al tribunal y que está en la cárcel por presunto asesinato. Sólo son "buenos consejos" , según la excusan los cursiprogres; unos "consejos" que a mí no me dan gratis y menos la presidenta del Tribunal Constitucional.
Qué lastima que yo no tenga una presidenta consejera, qué lastima que yo no tenga un abuelo que ganara una batalla (León Felipe). Porque son unos genios. Estos tíos son geniales para una comedia bufa en la que los mandamases se reúnen y acuerdan entre ellos que su
colega siga en el cargo. Suponemos que después de tan señalada gesta habrán ido a tomarse unas cañitas y un pincho de tortilla por aquello de aunar esfuerzos y de unir lazos entrañables.