Zapatero tendrá "tolerancia cero" con los piquetes de la huelga de transportistas, tras amanecer con un muerto porque en España nadie asfalta una carretera ni envía al guardia de la porra hasta que no hay un muerto o queman camiones o iglesias. Tiene que haber muertos y fuego para que este país funcione y salga de la siesta, porque es sabido que a las cinco son las corridas y por la tarde se suelen enterrar a los muertos, pasada la siesta.
Porque el Gobierno no tiene la culpa de la subida del precio del petróleo, claro, ni puede intervenir en la fijación de tarifas, según proclaman histéricas los columnistas de cámara de Zapatero, lo lamerones genuflexos, y es cierto, pero entonces
que dimita y que se vaya a pescar a León a ver si viene alguien que si puede hacer algo, porque cobrar por hacer nada creo que es delito.
O debería serlo, mientras aumenta el paro, la inflación ha alcanzado el nivel de 1995, se reduce el crecimiento, el país se paraliza, hay desabastecimiento en las tiendas, en Alicante intentan quemar vivo a un camionero, ya hay oleadas de despidos por falta de actividad, el Euribor sigue encareciendo las hipotecas y el próximo lunes faltarán medicinas en las farmacias, pero Carmen Chacón, la excelsa ministra de Defensa, ha presentado a su hijo en sociedad y el otro día se reunió en su casa con los miembros y miembras del Congreso para presentarle a su ricura.
Y eso no es todo, tenemos más, no se vayan, porque el infantiloide Zapatero y sus ministras feministas, siguen jugando con su osito de peluche y la ministra de la cosa de la Igualdad e ideas flamencas afines, ha ratificado que el teléfono que va a poner en servicio es para "aquellos hombres que estén perdidos con el cambio del modelo social". Un servidor, por ejemplo, que anda perdísimo con el cambio del modelo social porque ya estaba acostumbrado a ser gobernado por tontos y ahora me tendré que acostumbrar a estar gobernado por tontas. Un cambio radical. Bienvenido sea ese teléfono.
