El ministro responsable del área económica nos ha propuesto que para crear riqueza nos traslademos en bicicleta, viajemos en Metro, cambiemos las bombillas, usemos abanico en vez de aire acondicionado y el botijo en vez del frigorífico que son medidas de la modernidad muy progresistas porque con Zapatero y estos políticos seguimos progresando, mucho, y por eso entre las 20 personas más odiadas por los españoles (según una encuesta de El Mundo), hay siete políticos; un notable porcentaje si consideramos que hace cuatro años sólo odiábamos a Arzallus, sólo había un político en los odios de nuestros amores.
Cuatro años después hay siete (7), empezando por Rajoy y terminando por Montilla y Pepiño Blanco. También figuran Ibarreche, Zapatero, Carold Rovira e incluso Solbes que hasta ahora lo
considerábamos algo así como el abuelito de Heidi. Pues esto es lo que hay (según las encuestas), y en cuestión de odios me temo que nadie miente, por lo que ahora ya no le hacemos la trompetilla al guardia de la porra, sino a nuestros políticos. O nos bajamos los pantalones para enseñarles el culo o nos sentamos en el camino para enseñarle el chichi al autobús electoral. Según.
Y a uno le extraña que en ese particular baremo de odios no aparezca la suegra, los árbitros, el jefe, la mujer o el marido, que siempre han sido los predilectos de nuestros odios y nuestros afanes. Es que vamos progresando, el país se moderniza y ahora, como es natural, se odia a los políticos que es lo que suele ocurrir en las democracias más avanzadas, mientras Zapatero, los sindicatos y los empresarios escenifican su paripé para "frenar la crisis" y los bancos se desenfrenan con ella y siguen ganando más que nunca, pese a la crisis. O gracias a ella. Gracias zapatero. Eres mi héroe.