Antonio F. Marín: Lolitas virginales y perversas

4 de septiembre de 2008

Lolitas virginales y perversas

Decíamos ayer que por fin hemos alcanzado la igualdad entre el hombre y la mujer y si antes nos gobernanaban los tontos, ahora nos gobiernan las tontas, pongamos que la candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos que aboga por la pena de muerte, perforar Alaska para sacar petróleo y la venta libre de armas.

Eso era ayer, decía, porque hoy tocaba el juez Garzón y sus hombradas (o mujeradas), pero el comentario se me ha ido al presunto hijo de Aznar con la ministra francesa y lo he dejado porque también he sabido que los españoles han vuelto a emigrar a la vendimia francesa y heme aquí hablando otra vez de la crisis que ha obligado de nuevo a los españoles a hacer las maletas, aunque está vez no serán de madera, como antaño, sino de Prada pagadas en cómodos plazos con la Visa.

Se van para pagar la hipoteca, pues ya nos tiene dicho Pepiño Pericles que "los españoles viven ahora mejor nunca", en la mejor de las españas posibles. Así que he pasado de historias y me he encomendado a las lolitas de caramelo, como la de la foto de arriba, que nos mira con esa carita de niña que nunca ha roto un condón, digo, un plato, o sea, con esa carita perversa
de si te la chupo te exprimo hasta los tuétanos, aunque no lo parezca por mi carita virginal y esta postura tan recatada porque esto vestida, cielo, desde los zapatos de punta hasta el cuello, y sólo asoman mis muslos en esta provocativa postura con la que te miro para volverte loco, o sea, idiota, que ya nos decían los clásicos que "el amor es un ataque de imbecilidad transitoria" o "un ataque de fiebre que termina en un bostezo". Lo que un orgasmo, más o menos.

Mobusi