Eso dicen, y con razón, en la página Pídeselo a Al Gore donde podemos firmar para pedirle al premio Nobel que haga también una película catastrófica sobre el hambre con la misma resonancia, bombo y platillo con la que hizo la del cambio climático. Que se tome el mismo interés en acabar con la enfermedad del hambre que mata a
seis millones de personas, antes que afanarse en solventar la posible muerte de los animales.
Lo que ocurre es que no lo hará, la película, porque la lucha contra el hambre no reporta beneficios, dinero, perras, circulante. No da prestigio ni dividendo. No aprovecha. No puedes dar conferencias sobre el hambre porque no va nadie y no te pagan los suculentos emolumentos que te ofrecen los páparos cursiprogres, de izquierdas y derechas, para arrobarse con esas charlitas sobre el cambio climático, mientras seis millones de personas mueren de hambre. Pídele a Al Gore que no sea tan cabroncete, hombre.