Probablemente Zapatero podría haber echado mano de la crítica de la razón pura kantiana o del disfrute de la felicidad eudemonista de Aristóteles. Quizás incluso podría haberse escudado en Platón, Heidegger, Marx, Nietzsche, Wittgenstein, Hume, Hegel, Hobbes, Kierkegaard, Erasmo, Montaigne, Pannenberg o Schopenhauer. O en el
ilustrado Discurso del Método de Pepiño Blanco, que también suele estar muy concurrido entre la cursiprogresía española.
Tenía para elegir, pero él prefirió el materialismo laicista y cuando llegó al plató de televisión para participar en el programa “Tengo una pregunta para usted...”,
pidió un bolígrafo verde`, porque “le daba suerte”.
Probablemente Dios no existe, pero al menos siempre nos quedará el bolígrafo verde.