Volvemos al "corazón de Europa", nos dijeron los cursipogres muy enfáticos ellos en sus salvíficas proclamas y como si volviéramos a la casa madre, es decir, a la cuna de la libertad, la revolución de la razón y el reinado de la ilustración. Volvemos al "corazón de Europa", nos decían los listos, los adelantados de las indias, los medianías acomplejados que creían ver en Europa, en los países como la Francia de Carla Bruni y el monigote que la acompaña, el no vas más de la libertad, el raciocinio y la cultura.
Y voilà, ese corazón de Europa, podrido, ha aprobado que los Gobiernos pueden cortar la conexión a Internet, pese a considerarlo un "derecho fundamental" y sin que un juez lo autorice ni intervenga. El Gobierno y su panda de amigos se pueden reunir para tomar un café y decidir
quién navega por Internet y quién no.
Vuelve el fascismo, porque el hecho de que una banda de civiles puede suspenderte un derecho fundamental sin saberlo un juez, es volver a los tiempos de la dictadura aunque los muy necios no lo sepan. Pero si lo saben. Lo saben y lo aprueban, porque estos perullos fascistoides son lo que van por ahí sacando pecho lobo de demócratas pero permiten que una asociación y su policía privada, pueda restringir un derecho fundamental. Que a estas alturas tengamos que volver a colocar carteles para luchar por "los derechos civiles", por lo obvio, suena a cachondeo, sino la cuestión no fuera tan grave.
Algunos internautas han enviado unos 200.000 mensajes a los eurodiputados para que reconsideren su voto, qué ilusos: no saben que los eurodiputados pertenecen a los partidos y éstos a la SGAE que es la que gobierna en España y elige a ministros y directores generales como Guardans, artífice de las "enmiendas torpedo".
Así que vuelve el fascismo, el Estado orwellinao que te corta las comunicaciones quitándote el derecho a la privacidad y a la libertad de expresión porque una pandilla de caciques mafiosos quiere seguir explotando su derecho de pernada. El dictador Franco era un aficionadillo comparado con esta tropa. El fascismo ataca de nuevo (o el comunismo totalitario, tanto monta), pero tomamos nota porque a partir de ahora es lícito tirarse al monte, por la libertad. Y ya nos veremos en las urnas de junio, para ir abriendo boca.