Antonio F. Marín: De la patafísica y los trajes

14 de octubre de 2009

De la patafísica y los trajes


Al rey le han congelado la gratificación presupuestaria, por la crisis, y no sabemos si el recorte retalero habrá sido en la gasolina del yate, en las motos de gran cilindrada, en los condones o en las ceremonias y picnic del palacio real. A lo mejor le ponen altramuces de postre, que uno nunca sabe, verdad usted, porque semos tan ignorantes que un anuncio de la tele nos advierte de que todavía no sabemos diferenciar entre un escote “palabra de honor” de otro tipo “barco”.

El saber no ocupa lugar, eso dicen, pero qué más da. Nos da igual cualquiera de ellos porque cuando se trata de meter mano, de tocar teta, tampoco te andas con muchos remilgos. A uno le es indiferente, la verdad, aunque se supone que los habrá superferolíticos que

se nieguen a tocarle las tetas a su novia si el escote no es de su gusto. Unos tiquismiquis.

Tampoco sabemos diferenciar entre churras y merinas, según nos recuerda el banco en su desinteresada publicidad sobre los intereses de sus cuentas, pero es que la derecha populosa de Cieza tampoco sabe discernir entre restauración y ñapa, porque han remendado a paletadas de cemento una parte del balcón del Muro del siglo XV y en vez de cubrir con esmero los intersticios, han cubierto hastalas piedras (se supone que para sujetarlas).

Afortunadamente se han percatado de que restaurar la muralla cristiana no es “sanear” la pared de sus despachos y parece que han corregido la castaña, pero ahí queda el lamparón para los restos porque para sujetar las piedras se pueden utilizar otros métodos de más certero cincel cantero. No tienen sentido estético, ni lo conocen, aunque uno ya no se espanta porque también permitieron que encastraran unos letras de hierro macizo, y chatarrero, delante de una iglesia y un convento franciscano, con el rotulo de “tonto el que lo lea”. O algo similar, que uno no lleva las gafas de cerca.

A esta derecha populosa no la puedes dejar sola porque en cuanto te descuidas te colocan unos anuncios en las calles que garrapatean la vista urbana, para vender oro, por la crisis, como un “visiten nuestro bar”, pero sin palomitas. Debe de ser eso, la crisis, porque unos vecinos rebuscaban el otro día por los contenedores de ropa usada con el propósito de girar el torno y coger las bolsas que todavía no habían caído al fondo.

¿Un pobre robándole la ropa a otro pobre?, te preguntas dándole a la patafísica de las habichuelas. Y no sabes, claro, porque esa ropa se recoge, arregla y lava para dársela a quien de verdad la necesita, pero qué país, patria o corral es éste en el que mientras nuestros políticos abren embajadas tribales en el extranjero y aumenta un 2,7% el gasto de sus dispendios y fiestas (o gürteladas), los pobres se dedican a robar la ropa a otros pobres.

Debe de tratarse de uno de cada cinco españoles que según la CE, corren riesgo de caer en la pobreza y que por mucho que rebusquen, no van a encontrar en los contendores los trajes de Camps. Pero no hay problema, verdad usted, porque los astronautas de la Estación Espacial Internacional van a fabricar cerveza en el espacio. Y como se empeñen consiguen hasta el pincho de tortilla. Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad.

(Columna publicada en el semanario El Mirador de Cieza)

Mobusi