Éste es el corral de la leal oposición, aunque por el Gobierno tampoco andan ayunos de lumbreras pues el presidente Zapatero, nuestro Salvador, ha declarado tras su entrevista con Obama que "nuestra relación es fundamental para millones de personas". Para millones de personas, menos para los veinte millones de parados en España, pongamos por caso.
Nuestro prohombre podría haber dicho que su relación es fundamental para los dos, para sus amigos, para sus abuelas maternas o para muchos ciudadanos, pero él
abarca más y se hace imprescindible para millones de personas, para el mundo mundial.
No es que no tenga abuela, sino que ha perdido el sentido del ridículo. No lo conoce y por tanto puede hacerlo sin inmutarse, sin que se le congele la sonrisa de San Ciruelo. Ha perdido el sentido de la realidad y aunque él no ponga los zapatos encima de la mesa (como el patán de Aznar), cuelga su sonrisa de páparo encima de la foto universal del encuentro intergaláctico, según anunció Leire Pajín (la Hypatía de Benidorm, para el malvado Santiago González). Ha sido el presidente número 41 que ha pasado por la Casa Blanca desde que Obama la ocupa, pero ninguna ha hecho el ridículo con expresiones tan magníficas.
