Ahora dicen, que dicen, que se han exagerado los peligros para la navegación aérea tras la erupción de ese volcán islandés, que sólo puede pronunciar José Bono (Eyjafjalla). Y puede ser.
Pero a ver quién es el guapo gobernante que se atreve a autorizar los vuelos para que se le estrelle un avión con 300 pasajeros. En este caso, José Blanco, nuestro ministro de Fomento, ha obrado correctamente al cerrar aeropuertos y secundar las directrices de los expertos que prevenían del peligro.
Aunque el verdadero peligro ha estado en las compañías áreas que han perdido muchos millones y ahora se quejan de la cancelación preventiva de vuelos. Después de todo, en caso de accidente, los que pagan son los familiares de los muertos y las compañías de seguros porque los únicos accidentes que tienen los directivos de estas compañías son los altibajos de la bolsa.