El ex fiscal Carlos Jiménez Villarejo ha acusado al Tribunal Supremo de complicidad con las torturas del franquismo: “Fueron cómplices hasta el último día de las torturas infringidas por la brigada político social, de la que muchos de los que están aquí han sido víctimas”, ha sentenciado el hombre. Eso leemos en la prensa.
Y luego te enteras por Santiago González en El Mundo, que el tal Villarejo si estaba en la carrera judicial cuando en el franquismo asesinaron a Julián Grimau, por ejemplo, y no dijo nada, mientras que los miembros del Tribunal a los que acusa de torturadores franquistas no ejercían entonces.
Porque el tal Villarejo entró en la carrera fiscal en 1962, juró los Principios Fundamentales del Movimiento en pleno apogeo del franquismo y además fue el fiscal que procesó al sindicalista Marcelino Camacho en el proceso 1001. Así que no sólo es mentiroso e hipócrita, sino que
además es hijoputa, es decir, Villarejo. Sin perdón.
Como el socialista Chaves que critica al tribunal que lo absolvió de sus chanchullos en Andalucía y que ahora defiende a Garzón, cuando dijo del juez que era una mala persona. O como los de El País que en 1994 censuraban al juez: "De la política a la toga, como con Franco", según titulaban para criticar su vuelta a la magistratura (véase la portada en la foto).
Hipócritas, mentirosos y Villarejos. Sin más. Como Antonio Gala premiado dos vences por Franco y que cobró del dictador por sus programas en la tele cuando Franco fusilaba y él callaba y se llevaba las perras. Como la socialista De la Vega que disfruta un piso que Franco le regaló a su padre y que ella no ha devuelto. O Juan Luis Cebrían que dirigió los servicios informativos de la dictadura, tan hipócrita como los otros, que ahora van por la vida de doncellas acusadoras, cuando son más putas que la Dolores.
Toda esta orgía guerracivilista se la cuecen mientras los comunes seguimos contando parados. Ya estamos en los cuatro millones y pico y además vamos a pasar de la 8ª potencia económica a la 12ª, merced al muchacho de León, a Zapatero, nuestro Salvador, que con todo este montaje nos quiere distraer de que va a abaratar el despido de 45 a 25 días. Otro que tal baila. Otro Villarejo.
