Antonio F. Marín: La institutriz inglesa (y fin)

3 de octubre de 2010

La institutriz inglesa (y fin)

"Harriet sonrío en la penumbra, Había alcanzado la meta prometida, por fin había llenado su copa. Había disfrutado de la posesión y control absoluto del hombre al que amaba con esa mezcla de ternura y crueldad que caracterizaban su naturaleza. Pensó que era tal y como ella lo había hecho: una criatura dependiente de ella, en cuerpo y alma, el juguete de sus humores y su cariño, el indefenso, adorado y obediente instrumentos de su placer.

Ante ella se desplegar una visión del futuro en un repentino destello de belleza: la visión de un marido cuya devoción nunca se debilitaría, cuya disposición lo convertía en su diligente esclavo para siempre.

Cerro los ojos despacio. Le inundo una oleada cálida de felicidad, que arrulló su cuerpo fatigado. Mientras se sumía en sueños, tendió involuntariamente la mano hacia la mesita de noche y tocó el látigo como para asegurarse, acariciando por un instante el símbolo de su victoria, el talisman de su presente goce, la garantía de su felicidad y satisfacción en los años venideros". FIN.

Texto extraído del libro: "La institutriz inglesa".
Ediciones Alcor
Colección "La fuente de jade"
(Libro descatalogado)

Mobusi