Antonio F. Marín: Resucitar

1 de mayo de 2011

Resucitar

Resucitó, aleluya, aleluya. Y hasta el año que viene cuídate mucho, porque volverán las golondrinas abrileñas, las banderas republicanas y los pasos de Semana Santa, hasta nueva orden y pertinente archivo. Porque esto de la Resurrección nos lo tomamos a chacota y nadie resucita a la verdad y la vida. Todo lo más a la Mahou fresquita de la resurrección folclórica del interés turístico, con la anuencia de los obispones que atan cofrades con longaniza.

Los políticos atan votantes con promesas y compromisos de novios, sin anillos, y ahora que Zapatero nos sabe ya tan añejo como un sándwich del Talgo, convendría que nos apartáramos de la halitosis electoral que se avecina, para acabar con los sempiternos mitos y gárgolas de plastilina, como ese tan socorrido de la ‘nobleza’ de la faena política. Mucha nobleza, es cierto, pero la mitad de los que integran la lista electoral del PP de Cieza,

«están ahí para colocarse porque no tienen trabajo conocido». Y ésto no lo dice el que suscribe, sino el ex-alcalde pepero, Paco López, que algo sabrá de la viña.

Derribar mitos como ha hecho Mario Camus en una estupenda entrevista en El Mundo con Antonio Lucas, en la que reconoce que ahora se dedica a derribarlos porque considera, por ejemplo, que el cine francés de la ‘Nouvelle vague’ es una castaña pilonga y que las últimas pelis de Woody Allen «sólo sirven para sacarle las perras a los ayuntamientos». Un desperfolle del director para quedarse desnudo ante la evidencia de que lo de santiguarse ante la ‘nouvelle vague’ y todo lo que filma Woody Allen es común entre papanatas sin sentido crítico pues Allen hace ya años que no furula y comparar ‘Si la cosa funciona’ (su penúltimo panfleto), con ‘Desmontando a Harry’ o ‘Delitos y faltas’ (que son geniales y de corte existencial), es como comparar a Corín Tellado con Joyce o Thomas Man.

Pobre Woody que ya ni se asoma a Bergman, su ídolo, que jamás cayó en los topicazos y presentaba la duda existencial como principio, pero sin señalar a buenos ni a malos (como en el guiñol). Era demasiado inteligente para eso y para meter finales felices, como el de Allen, en el que los protas encuentran el sentido de su vida y hasta son felices y comen perdices. Bergman por el contrario nos deja el recuerdo de una búsqueda de Dios y la zozobra por no dar con él (El Séptimo sello, Los comulgantes, Como en un espejo, El manantial de la doncella...).

Lo saben los agnósticos inteligentes, como Bergman, porque los lerdos papanatas prefieren sacar en Madrid sus procesiones ateas, que finalmente fueron prohibidas. Mal hecho. Deberían autorizarlas pues ya puestos a aplicar el ‘derecho de reunión’ al que se aferran los listos (El País), también se podría sacar el 1º de mayo la Procesión de los Santos Ateos Asesinos con imágenes de Stalin (ateo), Idi Amin Dada (ateo), Pol Pot (ateo), Ceausescu (ateo), Mao (ateo), Mengistu (ateo), Honecker (ateo), Hoxha (ateo), Duvalier (ateo), Kim Jong-I1 (ateo) o Hitler (pagano). Para epatar o por empatía. Qué diver que es el ‘derecho de reunión’. Aunque a lo peor alguno de éstos resucita, que es el verdadero peligro.

(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)

Mobusi