Ellas quieren sexo; ellos, 'mimitos', según un estudio internacional realizado por el Instituto Kinsey de Investigación en Sexo, Género y Reproducción de la Universidad de Indiana (EEUU). Lo sabía. Las chicas son una malvadas que sólo quieren sexo y más sexo. Pillinas. Siempre piensan en lo mismo. No tienen hartura.
Aunque para maestros en la pillería, y la bacanal, ahí tenemos a los ex-consejeros de las cajas que se han jubilado con pensiones millonarias vitalicias y con el Vº Bº del Banco de España. Un escándalo, porque las cajas son entidades públicas y sus consejeros son elegidos por los políticos pues son una ‘obra social’. Una ‘obra social’, monumental, como la que se hanbeneficiado los directivos a los que han jubilado con puente de plata, antes de dejar las cajas en la ruina. Parece que da igual que sean públicas o privadas porque los golfos y zorras se dan a la rapiña.
Pero llevemos cuidado con las palabras, ojo, porque el juez Del Olmo considera que llamar zorra a una mujer no es vejatorio ya que depende del «contexto». En realidad y según la abogada de la víctima, el juez tiene parte
de razón porque el cafre del marido le dijo a su esposa que anduviera por la calle astuta como una zorra porque «iba a meterla en una caja de pino». El delito gravísimo es la amenaza de muerte, no lo de zorra, pero no obstante el magistrado redujo la condena a un módico arresto domiciliario, por lo que la víctima podría llamar a Del Olmo ‘puto juez’ dentro del ‘contexto’, del cabreo, etc.
Pero hay que tener en cuenta el contexto, ya digo, porque a servidor algunas mujeres lo han llamado «cabrón». Y varias veces. «No te pares, cabrón, no te pares». Y no te enfadas. Ni te paras. Dentro del contexto.
Así que el ‘contexto’ de la sentencia es un despropósito, como el de cajas, que fueron fundadas hace siglos al amparo de la Iglesia como Montes de Piedad para ayudar a los pobres que no podían pagar los intereses de los bancos. Entonces sí que eran una obra social. Ahora son albergue de azotacalles y sabandijas que se dan al saqueo en medio de una tasa de paro del 21,2% cuando la media de la UE es del 8,2% (en espera de que germinen los brotes verdes).
E incluso nos obligan a barrer las calles porque en Esparreguera (Barcelona), el alcalde ha pedido a los vecinos que recuperen «la vieja costumbre» de barrer el tramo de calle frente a sus viviendas para mantener limpio el pueblo ya que no tiene dinero para barrenderos. Viajamos en el tiempo y volvemos al pasado, a los mixtos de crujío, porque atajar la crisis se nos antoja tan arduo como conseguir que los poetas se olviden de verbo ‘habitar’. Me habita, que habita, etc. Lo manosean y habitan hasta la terraza.
Tendrían que desahuciarlos pero no lo harán porque están empecinados en echar a 160.000 humildes familias que están ya en trámite de salir con el colchón a cuestas tipo Somalia. Mejor nos damos a los mimitos, digo, nos escondemos de las crueles chicas de ahora que sólo quieren sexo y más sexo, cuando nosotros buscamos cariño y ternura.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza