Abrumados por la avalancha de puestos de trabajo que Rajoy nos va a acarrear, opté el otro día por ponerme a ensayar y me senté en el Paseo, para sacar la lengua y ponerme a cazar moscas. ¿Qué haces?, me preguntó un conocido que pasó por allí y se quedo impertérrito (pasmao).
Pues cazar ancas de moscas, joder, que pareces tonto. Pues lleva cuidado que como te vean cazando moscas con la lengua, lo mismo te hacen concejal o te metan en el Consejo de Estado... Joder, Joder. !Que horror! !Qué inmenso error! No había caído. Tan listo que se cree uno a veces que se pone a cazar moscas sin denominación de origen.
No lo haré más, te lo prometo, le juré y perjuré, porque tal y como está el despiporren lo mismo se fija en mi Urdargarín para sus trapicheos y bicocas. Puede ser, pero si dejamos a un lado las vergüenzas y nos ponemos en plan formal, el que suscribe se queda pasmarote ante la advertencia del
Foro de la Profesión Médica que nos ha avisado del «deterioro del Sistema Nacional de la Salud y ha reclamado un Pacto de Estado para la Sanidad. Esta plataforma denuncia además que las administraciones están imponiendo «con poco transparencia» medidas de recortes en función de intereses políticos. Tela. Grave.
Uno puede comprender que en una situación coyuntural grave (que han provocado los políticos, aunque parezca mentira), se puedan restringir los excesos de algunos servicios o acudir a la dispensación de genéricos, pero no en función de intereses político. Sería una injusticia tal como la que han perpetrado con
el doctor Pascual Lucas al no reconocerle su valía profesional y concederle un puesto de responsabilidad en el hospital Lorenzo Guirao, que se merece tanto por su acreditada preparación profesional, como por su preocupación por el sistema y la salud de los ciezanos, como muy bien advertía aquí Eduardo López.
Como es obvio (o debería), esto no pone en cuestión la valía de los nuevos nombramientos, sino la excelente aportación que podría hacer este doctor ciezano que no se vende, ni se calla, ni asume sumiso la función de mamporrero político. Y ese es su delito: no es dócil, ni mansurrón con los políticos. Y no se calla ni lo callan. Alea jacta est.
Se trataba de sumar, eso decían en campaña, pero al final hemos quedado en el tradicional «quítate tú para que me ponga yo», de toda la vida. Porque este es un país de cantimpalo y chichinabo en el que la valía es lo de menos y por eso el impago a proveedores triplica ya la media europea. Somos los mejores. No hay Dios que nos gane. Cuando nos ponemos, nos ponemos en esta España de botijo y remiendo donde se confirma que el «pacto entre Rajoy y el PAR (aragonés regionalista) blinda a Rudí». (ABC 15.01.2012). Y donde el FROB ha puesto al descubierto las jubilaciones doradas de algunos políticos.
Unos políticos de todo pelaje que, por supuesto, no irán a la cárcel, ni se pondrán a cazar ancas de ranas. No nos engañemos: el hombre del saco sí existe. Lo que ocurre es que no rapta niños, como nos hicieron creer cuando niños, sino que se lleva en él las perras, una vez descontada la ínfima Tasa Tobin a las transacciones financieras que ya apoya hasta Rajoy.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza