Lo es, si se sabe administrar. Lo que no es sostenible son televisiones autonómicas, performances artísticas millonarias (‘no-typical’), para llenar de escombros un solar o piscinas con baños turcos y jacuzzis. Uno puede endeudarse para ubicar la UCI en el Hospital de Cieza, pero no para avalar a la empresa que construye el segundo aeropuerto, mientras Cáritas pide ayuda para sobrevivir porque está desbordada por la pobreza y para colmo llega el frío, va, coge, se pone y te jode toda la cosecha de fruta temprana.
No es razonable. Y como nos advertía el clásico: «El infierno es un lugar en el que no existe la razón»; en el que los votantes del PP siguen apoyándolo (según la última encuesta), pese a que Rajoy prometió no subir impuestos ni
abaratar el despido. O en el que el juez Garzón es glorificado por el New York Times; ese periódico que farda de serio, progresista y todo eso tan rosicler pitiminí, pero que también apoyó la guerra de Vietnam, la invasión de Panamá y el bombardeo de Yugoslavia.
Los neoyorkinos han vomitado a barlovento, como Garzón, el pobre, que ha recibido1,2 millones de los banqueros, con juicios pendiente en su juzgado. Una propina que él se ha gastado en cenas de 4.575 dólares. Ejemplar. Aunque lo han expulsado por unanimidad de la judicatura al haber ordenado escuchas entre los detenidos y sus abogados, burlando un derecho esencial porque si se conoce lo que hablas con tu abogado estás vendido antes de llegar a juicio, como ocurre en las dictaduras. Da miedo que otros jueces lo hayan hecho y no los hayan pillado.
No importa que los acusados fueran unos corruptos (presuntos), porque la ley es la ley tanto para Agamenón como para su porquero. Este señor (es un decir), al que el diario El País llamó en su día ‘juez campeador’, se ha manchado la toga con el polvo del camino, las cámaras de tv y las perrricas. Es muy saludable que un juez sea juzgado y que el yerno del rey también sea imputado, como cualquier otro fulano. Se llama desinfección democrática, aunque sus sacristanes de amén no lo entiendan, ni comprendan, y nos llenen Twitter de apologías y ditirambos. Cuanto más leo Twitter, más quiero a mi perro.
Son tan fundamentalistas burriciegos como los proetarras de Bildu que han colocado un cártel en la Diputación de Guipúzcoa que proclama que la bandera española se iza porque lo manda la ley y bla, bla, bla. También afirma que la bandera es sólo un trapo, según el criterio de su presidente, Martín Garitano. Chachi. Pero las bragas de su mujer también son sólo ‘trapos’ y no sabemos qué dirá o hará, si algún prójimo se las roba o las manosea. Son trapos, oye, pero se conoce que hay trapos y trapos.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.