Antonio F. Marín: Ciencia

25 de agosto de 2012

Ciencia


Hay días que no sabe una que ponerse, así que ojeas indolente las páginas de los periódicos jarto de la prima de riesgo y de que tengamos una feria patronal de pan, pijo y habas. Y te frenas de pronto en una noticia que alude a que la Tierra tiene ya 7.000 millones de habitantes. Una primicia que nos coge con estos pelos porque se supone que la mitad serán mujeres, ergo, hay por ahí 3.500 millones de culos que mirar. No nos va a dar tiempo.

También abundan 3.500 millones de culos para ellas, que conste, porque ya sabemos que las chicas han evolucionado más que nosotros y lo que más les atrae de los tíos no son sus ojos (como nos pasa a los hombres), sino su culo, según revelan las encuestas. Eso dicen, porque los estudios y las ciencias avanzan que son una barbaridad y además han venido en nuestro auxilio pues la neuro-científica Louann Brizendine ha contestado una pregunta ontológica de la historia de la filosofía que nos venimos planteando desde Aristóteles, pasando por Kant, Montaigne, Heidegger o Hegel: ¿Están los hombres pensando siempre en lo mismo?

Se refieren al sexo, sí. Y la científica responde tajante que sí, pero ojo, hay una razón biológica porque la intención de la naturaleza es mantener la especie, así que se asegura de que el hombre esté preparado para cualquier oportunidad sexual que aparezca. Quiere decirse que cuando tú miras un

culo por la calle estás contribuyendo a la supervivencia de la especie. Lo dice una mujer, lo postula la ciencia, que conste. Y a mí que me registren.

Porque además la experta te explica con meridiana pedagógica que en ello nos va la vida, la evolución y la supervivencia humana. Así que no somos unos salidos, pajilleros o reprimidos, como creíamos, sino unos avanzados de la razón y el progreso pues estamos contribuyendo a la evolución humana. Tendrían que darnos una medalla. De nada.

¿Pero incluso los más enamorados no pueden evitar mirar las curvas de otra mujer?, le pregunta la sagaz entrevistadora. «Pues no», contesta la experta: «Todo su sistema está abocado a fijarse sobre todo en mujeres jóvenes, es decir, mujeres fértiles con el estrógeno fabricando óvulos».

Así que todo tiene una explicación en la vida (lo diagnostica la ciencia), y ellas deberían entenderlo; aunque no se crean que mirar el culo de una mujer sea una hazaña científica. Son negacionistas. Pero tranquilos: nadie ha dicho que la investigación sea fácil y las mujeres, ya se sabe, investigan poco y cuando lo hacen es para imaginar que en vez de con el barrigón de su marido, lo están haciendo con el clásico bombero de toda la vida. Son más sosas.

Porque ser investigador es muy engorroso y ahora comprendemos por qué ha sido siempre tan difícil experimentar en España y por qué los científicos han tenido que huir al extranjero. «!Que inventen ellos!», le replicó Unamuno a Ortega y Gasset. Así que ‘inventen otros’ nos dirán ellas tras el portazo. Pues adiós. Y que la Magdalena te guie si reniegas de la ciencia. Allá tú. Así te pille el cambio climático y te lo gastes en medicinas.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.

Mobusi