Antonio F. Marín: Prohibido

2 de febrero de 2013

Prohibido

«Las mujeres prefieren tener relaciones sexuales con hombres de rasgos muy masculinos, pero no quieren casarse con ellos porque sospechan que van a estar más solicitados por otras mujeres», según revela un estudio publicado en la revista Biology Letters. Las chicas se malician que los que poseen rasgos masculinos (al tener más testosterona), tienen más probabilidades de que les sean infieles; es decir, que ellas los prefieren duros y canallas para la cama y buenazos para casarse.

No es un hallazgo muy novedoso pues es sabido que los hombres, por su parte, las prefieren putas en la cama y señoras en la calle. Más o menos como la socialista ‘Amy Martín’, que ha cobrado 58.000 euros del dinero de todos, a razón de 3.000 por columna publicada en la web de la Fundación Ideas. Aunque también los hay que las prefieren putas para la cama y putas para casarse. «Te aburres menos», según me confesó un ex-amigo que matrimonió con una de ellas y ha terminado vendiendo entradas para acceder a su piso. Y hasta ha puesto un mueble-bar en la sala de estar y todo. Es un buen chico del que, por supuesto, no pienso dar el nombre porque además es de Palma y no de Cieza (tranquilos). Discreción.


Porque tampoco se sabrá nunca que a mí me persigue una divertida pandilla de gays para tocarme el culo y proponerme luego a gritos para presidente. Son dos cuestiones que no tienen nada que ver entre sí, pero que aquí inexplicablemente van juntas.

Son muy majos, pero algo inmaduros porque si yo le toco el culo a una chica en un bar salgo de allí esposado, según me explicó mi estimado Mariano (del Capitolio), cuando nos reíamos al comentar la peripecia. Y no me veo yo acudiendo al cuartel a denunciar, señor guardia, que no dejan de tocarme el culo. Me da corte. Es que soy tímido. O quizá se deba a que uno tampoco es un santo varón y ya expliqué por aquí que me han prohibido la entrada en tres bares. En el resto me reciben con cariño, todo hay que decirlo, como la simpática parejita del Armónium.

Tampoco se sabrá nunca ‘córam pópulo’ que también me persigue otra pandilla empeñada en llevarme de putas. Aunque en este caso no sé si es una pandilla o es el mismo que viene varias veces. Pero de ese lugar jamás me echarán porque jamás voy, ni iré, aunque allí si acuda, y mucho, otra sobria y distinguida clientela. Siempre les explico que no voy de putas ni borracho (aunque sean scort VIP), porque de eso sí que me acuerdo perfectamente, aunque luego no me acuerde de otras cosas.

Como de quién son ciertas notas que aparecen por mis bolsillos tras la noche de parranda porque cuando consigo escaparme de casa (de uvas a peras), suelo encontrarme al día siguiente un montón de papeles con números de teléfono apuntados. Lo más grave es que no recuerdo si los que me los han dado han sido tías o tíos. O la Guardia Civil. Aunque de estos últimos me fio mucho porque probablemente no querrán echarme del cuartel, como de algunos bares, sino meterme en él. Son más bondadosos.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.

Mobusi