Antonio F. Marín: Candados

2 de marzo de 2014

Candados


La soledad mata a los ancianos tanto como la pobreza, según la Universidad de Chicago. Una pena. Nos pasamos la juventud martirizándonos y cuidándonos con ungüentos y dietas, para llegar luego a la vejez y disfrutarla achacosos y muy solos. Para qué. «Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver, según la peli ‘Llamad a cualquier puerta’, con James Dean.

Eso es lo que le digo yo a las chicas pero ni caso. No quieren vivir deprisa y hacerlo sobre la mesa de la cocina, pero nos consolaremos porque la soledad no está tan mal pues te mueres solo y cuando te entierran te dejan por fin en paz. Lo advertía Gustavo Adolfo Bécquer: «Dios mío, que solos se quedan los muertos». Sobre todo ahora que ETA ha entregado las escopetas para la caseta de feria.



Por eso nos resulta enternecedor que los novios de Cieza cuelguen candados del puente de Alambre, como hacen los franceses en el Pont de Arts de París y los italianos en el Milvio de Roma. La leyenda de Italia y Francia (originaria de la novela y película ‘Tengo ganas de ti’ de Federico Moccia), cuenta que si una pareja ata un candado con sus nombres en el puente y tira la llave al río, su amor durará para siempre.

No sé qué ocurrirá en Cieza pero mi vocación periodística que me viene de muy pequeño (hice un reportaje/denuncia en el colegio sobre todos los que hacían novillos), me acucia a escudriñar cerca del puente para comprobar cuántos son los que, cizalla en mano, rompen el candado una vez pasado el encandilamiento.

Uno es que es pesimista, sabe usted, pero cuando me eche novia formal (en la residencia de ancianos), también pondré el candado en el puente de Alambre. Aunque no lo cerraré para que la chica no tenga que ir en silla de ruedas a quitarlo. Pobrecica. Pero lo colgaremos, seguro, porque esta tradición no es cursi, qué va, sino muy bonita, muchísimo, aunque a uno le siguen pareciendo más románticas las esposas que también atan (en la cama, no en el puente). Pero lo importante es el amor que libera aunque sea pura química, oxitocina, que emborracha por momentos.

«Algunos experimentos han demostrado que una inyección nasal de oxitocina aumenta la confianza y ayuda a entender las emociones de los demás", escribe el científico Young en la revista Nature. Y en Australia quieren utilizar esta hormona en spray para las terapias de pareja. Quiere decirse que si ella se desenamora le metes una ráfaga de spray y la tienes otra vez loquita.

Ahora me explico porque algunas chicas llevan una máscara antigás cuando están cerca de mi. Hasta ahora sólo me enseñaban el spray de pimienta. Pero no importa: «Lo mejor de ser soltero, es que te puedes meter en la cama por los dos lados», que decía James Dean. Aunque te pierdes las esposas, digo, los candados; una pena porque los humanos somos la especie que no tiene celo y puede hacer el amor todo el año, es decir, todos los sábados por la noche.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza. 

Mobusi