Antonio F. Marín: Doña Piedad González Cos-Gayón (la Borja)

21 de febrero de 2015

Doña Piedad González Cos-Gayón (la Borja)

“A mi manera”. Oigo esta canción continuamente, en la versión de Julio Iglesias y Paul Anka, incluso cuando voy solo por la calle. Tiene que ver con mi padre y mi madre, pero todavía no sé por qué. Supongo que influye la reciente muerte de mi madre y el recuerdo de mi padre Juan María, que murió cuando yo sólo tenía 6 años. No lo conocí, pero  lo que me cuentan de ellos es que vivieron “a su manera”, pero juntos e indivisibles. Sé que mi madre recibió  suculentas ‘ofertas’ de otros hombres (tras la muerte de mi padre), pero ella las rechazó “a su manera”,  y siempre añadía   “viuda de Juan María Marín”, incluso en las tarjetas de visita.    

No me gustan los obituarios y prefiero el silencio de la soledad, pero no puedo resistirme a la tentación de recordar a Doña Piedad González Cos-Gayón (la Borja, según me dicen), que para mí es una de las últimas señoras que quedaban.  

Y digo señoras en el sentido de persona educada, inteligente, elegante y humilde. Tan humilde que nos prohibió en vida que anunciáramos su muerte por los altavoces del coche mortuorio. Y tan orgullosa que también nos prohibió que pusiéramos su edad en la lápida.   Era así, con sus manías  y virtudes, pero sobre todo la recuerdo por su saber estar y el señorío con el que vivió toda su vida. 

No lo sabía, pero creo que la llamaban “la Borja” y aunque nació en Murcia, pasó  toda su juventud en Cieza, en la calle del Barco, en casa de su abuela  Piedad Rodríguez de Vera (la Borja). Y sé que persiguió a mi padre (los dos ya algo mayores), hasta que se lo llevó al huerto. Ella rondaba constantemente por el Paseo para encontrarse con él y ligárselo. Y lo consiguió, según me confesó mi otra madre, la tata Catalina. Me he criado solo desde muy niño  con tres extraordinarias mujeres  y ahora sólo me queda mi queridísima hermana María. Será por eso por lo que respeto tanto a las mujeres. Todo se lo debo a ellas. Ellas me han hecho así,  “a su manera”.   

No dejo de mirar sus fotos y me fijo sobre todo en una  en la que ella le pone a mi padre la corbata de lazo de atar. A él se le ve resignado y feliz, con cara de  “bueno, cariño, tú mandas;  haz conmigo lo que quieras”. Y ella, divertida, haciendo lo que quería. Se ve que eran felices, se divertían y se querían.  Y eso es todo. La vida es tan sencilla como parece; tan sencilla como esa foto de la corbata de lazo, aunque a veces nos la compliquemos tontamente.   

Un beso para ti, mama y  otro para papá. Y sed buenos y no la lieis en el cielo porque estoy tentado de irme con vosotros a divertirme, que por aquí es todo muy aburrido. Pero mientras tanto y por  si alguna vez se me olvidó decírtelo,  te lo digo ahora: Te quiero. 

Tu hijo,  Antonio F. Marín. El ‘nene’. 

PD.- La misa se celebrará el sábado 7 de marzo a las 12,30 en las Clarisas. Dios mediante.
Obituario publicado en El mirador de Cieza.  


Mobusi