Antonio F. Marín: Más exigente, eso dicen (11)

29 de junio de 2015

Más exigente, eso dicen (11)

Se está bien en casa, viviendo solo. No tienes molestias ni tienes que procurar no molestar a nadie. Sigo con el  traslado de habitación y a la espera de que el electricista y el de ONO me hagan el cambio de cables para poder conectar allí el ordenador y todos el aparataje.

De momento ya he traslado algunos libros de mi biblioteca. Pero no hay prisa. Me gusta estar solo y con las habitaciones llenas de ausentes. Recorrer la casa y ver que todo está quieto, tranquilo... No tiene precio. Soy un fantasma que deambula de habitación en habitación dándole vueltas a la casa. Una casa que cada vez me parece más grande al contrario del genial cuento de Cortázar "Casa tomada".

Estamos ya en verano, se nota por las temperaturas y porque este año no hay serpientes de verano, sino serpientes gordas y de las más gordas, porque los políticos griegos se niegan a aceptar lo que tenemos ya en España desde hace años, es decir, jubilación a los 67 y poner coto a las prejubilaciones. Ellos son especiales, pero
me temo que van a pinchar en hueso.  Allá ellos. Ya son mayorcitos para tomar sus propias decisiones y ahorcarse como mejor prefieran. Yo también.

Dice mi querido Antonio Montiel, el Monty, que no es bueno estar solo y que me meta en las web de citas y contactos para buscar  una mujer porque cuanto más viejo te haces  más exigente te vuelves. Eso dice él. Y es verdad. Cuánta razón tiene. Lo que ocurre es que yo siempre he sido muy exigente, incluso para meterme en la cama con una mujer y por eso sigo soltero y casi virgen.  Aunque no soy muy exigente: sólo pido que sea millonaria. No es mucho pedir.

Qué muslazos tiene la niña
Pero es difícil hasta  con las millonarias  porque servidor no puede encamarse  con una mujer a la que no pueda decir: Te quiero. Soy raro. Y además, ya me metí en la web de Badoo y sólo encontré divorciadas resabiadas. Y las solteras, debido a su juventud, son un pecado para mí. O un delito, que no sé. Ya estoy fuera de mercado y muy bien porque tengo todo el pescado vendido y a muy buen precio.

Soy raro. Lo de follar con la primera lo hice cuando era un niñato inmaduro de los 20 a los 30, pero después nunca jamás. Y ya he estado en una web de contactos, mi querido Monty, y sólo he encontrado muchísimas divorciadas, muy resabiadas, o solteras muy jóvenes que son fruto del árbol prohibido. Ya somos viejos, aunque algunos no lo sepan y revivan todavía en el pasado porque creo  que los  Jaguar van a reunirse de nuevo para celebrar el aniversario del Instituto. Hacen bien. Yo los recuerdo del local  "7º Lonely Hearts Band Club" que estaba muy cerca del instituto y que se llenaba los fines de semana. De eso hace siglos. El tiempo no perdona.

Decía Abrahan Lincon que "yo no sé quién fue mi abuelo; me importa mucho más saber qué será su nieto". Yo tampoco sé quién fue mi abuelo y no voy a saber qué será mi nieto porque no tengo hijos. Y no creo que pueda tenerlos. No importa. La vida hay que asumirla como la has vivido con los errores y los aciertos. No vale lamentarse. Ya nos advertía Montagine que supone igual tontería llorar porque de aquí a cien años ya no viviremos, que llorar porque no vivíamos hace cien años. Pues eso.

(Cieza, Diario de un  dromedario. 29 de junio)

Mobusi