Antonio F. Marín: Carmena pregunta por qué se va de putas (26)

23 de julio de 2015

Carmena pregunta por qué se va de putas (26)

Han sonado las campanadas del Convento. Siete. A mí no me molestan e incluso las echo de menos. Debe de ser una cuestión cultural.  Dicen que ya ha pasado la ola de calor y eso parece, porque ayer, mientras daba mi paseo vespertino, comenzó a llover y a refrescar el ambiente. Me mojé completamente pero con mucho gusto.

A la altura del antiguo cine Galindo me quedé en medio del jardincillo y dejé que el agua me calara por completo. Chacho, que vas a coger un purmonia, me espetó una señora de las que siempre se preocupan por mí, por mis purmonías.

Me da igual, le contesté. Porque me daba igual. Me gustaba  mojarme,  calarme y sentir el agua humedeciéndome  por completo. Como si estuviera en la ducha con una que me sé yo, pero en plan Cantando bajo la lluvia.

Repaso la prensa de la mañana y veo que siguen con la controversia provocada por la alcaldesa de Madrid cuando se preguntó el otro día en el Vaticano   por qué se va de putas. Hace tiempo un anuncio de TV preguntaba: Papa, ¿por qué somos del atleti? Y el padre callaba con cara de estupefacción.

Ahora  pongo la misma cara porque esta pregunta la ha hecho en el Vaticano, no sé si con segundas intenciones. Da igual porque uno no sabe  la respuesta  pues nunca he ido de putas. Conozco a muchas prostis e incluso a algunas que lo hacen gratis pero lo que es ir, no he ido. Han venido. También conozco a más de una que en la cama les gusta que las llamen zorra, perra, guarra, cerda... Me gustan todas las palabras obscenas que llevan ere, me comentó una de ellas con el culo en pompa. Pero era consensuado y por
placer. A mí me han dicho !cabrón no pares; no pares, cabrón!, y no me he enfadado  por lo de cabrón. Y me gusta que me lo digan en ese preciso momento y por esa causa, no en otra, obviamente.

Pero no sé por qué los tíos (y las tías) van de putas porque nunca he ido. Bueno, fui una vez en Palma, en una despedida de soltero de un compañero, pero   iba tan borracho que me quedé dormido mientras ella se lavaba. Y como es natural la chica se calló y al cabo de la hora me despertó y me dijo que venga, tío, que el tiempo ha corrido y te tienes que ir. Y me fui. Pagando y sin hacerlo.

La pregunta es pertinente porque en una sociedad avanzada y culta el ir de putas tendría que ser algo marginal, para los feos como un servidor,  por ejemplo, que no pueden echar un kiki como no sea pagando. Pero fuera aparte bromas uno está convencido de que  la gente va de putas porque a ellas le confiesan las fantasías que no pueden contarle a su mujer, so pena de que su santa esposa los tome por enfermos. O psicópatas. O los dejen.

Tan sencillo como eso. Les da miedo confesarle a su mujer que les gustaría que les diera una palmadas en el culito. O jugar al cambio de roles y que ella les ponga sus braguitas. Y cosas así. Falta de comunicación en la pareja, supongo.  Y saber qué coño es un cambio de roles, claro. Cultura, vamos.

Tampoco sé por qué ellas se meten a putas, aparte de por necesidad, porque nunca  he sido mujer (que yo recuerde) y por tanto no sé con qué fantasean ellas  (aparte de montárselo con el guaperas musculitos con descapotable y el salpicadero repleto de coca). Antes se podría achacar el putiferio a la pobreza pero ahora, cuando algunas mujeres cobran por ponerle los cuernos a su marido, la cuestión es más compleja porque hay más putas en Internet que en la calle.

Quizás  habría que hablar con las lumis,  preguntarles  y conocer los gustos sexuales de los españoles, sus fantasías, sus deseos más ocultos, etc, etc.. Y con más exactitud que los  socorridos Masters y Johnson (nunca he sabido quién era uno y quién la otra). Seamos sinceros.

Yo también soy sincero. Me gusta la chica del corsé de arriba. La primera foto. Algunos dirán que está gorda. Yo no lo creo. Esta rellenita, jaquetona  y jamona como una rosa o como Rosa. Con curvas, como nos gusta a los tíos, normales, no confundir con los modistos gais que se empeñan en desmerecer a la mujer para echar a la competencia y quedarse con los tíos.

Por cierto: en el último orgullo gay vi que todos los tíos eran guapísimos y cachas, y eso nos alegra  (que sean gais), porque hay menos competencia para los feos. Por mí como si todos los tíos del planeta se hacen gais y se dedican a dar por culo. Maravilloso. Pero ahora lo dejo. Tengo cosas que hacer esta mañana. Es mi cumpleaños, 57, y se me ha escapado la vida como un idiota. Como un verdadero gilipollas.

(Cieza, Diario de un  dromedario.  23 de julio)

Mobusi