Antonio F. Marín: Braguitas

12 de febrero de 2005

Braguitas


Se van a casar el principie y la corista, digo, y Camilla Parquerk Boulssssss. Y me parece bien. Suena bonito eso de que se quisieran desde hace muchos años y que al fin hayan podido cumplir sus ilusiones por encima de convenciones, tradiciones y mojigangas. Aunque ya sean maduros. Mejor así. El amor maduro es muy bonito y más fiable y duradero, porque los dos saben lo que hacen y no hay desilusiones infantiles. Y además parece que él buscaba una mujer que se pareciera a su madre y la ha encontrado. Y tengo la impresión de que los pantalones los va a llevar ella mientras que él llevará las braguitas de encaje, porque a la chica se la ve un tanto mandona, por lo natural, y a él un poco
sumiso y enamorado, también por lo natural, lo cual que es muy respetable. Encajan de maravilla como una llave en una cerradura. Una pareja perfecta. Y no lo digo por las faldas que él se pone, sino por las braguitas que no lleva y que debería llevar o que llevará si ella se empeña con mucho sentido común, porque creo que las braguitas son más aconsejables para el hombre pues al ser la tela más fina protege mejor sus partes más delicadas (los huevos), mientras que las “partes” de la mujer son interiores y no necesitan tanta protección y delicadeza. Debería haber sido todo al revés. Yo soy partidario de las braguitas masculinas, que conste y no lo digo de cachondeo porque además creo que algunos modistos las han sacado alguna vez al mercado, pero sin mucho éxito entre los tíos, me supongo que por el qué dirán. Es que hay mucho tropa conservadora y puritana de esa que se escandaliza por todo. Braguitas masculinas sí, qué pasa: Cary Grant las llevaba y era Cary Grant.

Mobusi