Antonio F. Marín: Los buenos y los demás

20 de marzo de 2005

Los buenos y los demás

El profesor Peces Barba se ha embozado con la capa de su prestigio político, su credibilidad democrática y su blindada honorabilidad vitalicia y se ha ido al homenaje del ex-líder comunista Santiago Carrillo para subirse al púlpito de su cátedra ilustrada y sermonearnos con que allí estaban los buenos y fuera estaban los malos. Es decir, que volvemos a los reaccionarios tiempos de los buenos y los malos (menos mal que no dijo que allí estaban los decentes y fuera los indecentes). Curioso, porque uno quisiera saber si esta filosofía maniquea de buenos y malos es la que el rector y catedrático enseña a los jóvenes en la Universidad Carlos III que dirige y pastorea. Buenos y malos, una categoría moral apostólica que parece que también abarca a los laicos, a los cerriles laicos de “nuestra razón nuestra”. Porque hasta ahora nos habían dicho que la “racionalidad” había que verla como una actitud crítica que pretendía liberar a la razón de todo prejuicio exterior a ella misma (como la tradición, la autoridad religiosa o la militancia política), por lo que una vez liberada sería la guía más correcta para orientar el comportamiento humano. Ahora no: Todo eso se ha acabado. La síntesis de todo ello la ha revelado el eminente profesor Peces Barba en el sermón de la montaña sectaria: “Hay buenos y malos”. Tiene razón, porque aquí se derriba la estatua del dictador malo, de Franco, y se agasaja al dictador bueno, a Fidel Castro. No me había percatado de la sutil diferencia, de que, efectivamente, hay dictadores buenos y malos.
Pos Después.- Esto es un linchamiento político, no le quepa a usted le menor duda, señor Barba. Y también un contubernio judeo-masónico, ya puestos.

Mobusi