Repugnancia (otra vez)

El diario The New York Times ha reclamado al gobierno Bush que cierre la base militar de Guantánamo en la que el Ejército de EEUU retiene a los sospechosos de pertenecer a Al-Qaeda. Por fin alguien sensato de aquel país recupera la cordura y pide lo obvio, lo justo, porque si son prisioneros de guerra se los trata como tales y si son terroristas se les juzga con todos sus derechos, pero mantenerlos en esa situación infringe hasta los derechos humanos de los animales, que en una perrera gozan de más libertad. Esto no lo dice el periódico neoyorkino, lo dice un servidor. El periódico considera que esa situación en Guantánamo es antiamericana y es cierto, porque los Estados Unidos fueron pioneros en la democracia y son el único país del mundo que siempre ha sido una democracia. No han conocido otra cosa. Pero precisamente por eso también es antiamericana la pena de muerte y la venta libre de armas y el diario progresista neoyorkino no dice
nada al respecto. Será quizás porque la mayor parte de los ciudadanos están a favor de que se mantenga, incluidos los republicanos de derechas y los demócratas liberales (de izquierdas). Todos. Porque los demócratas han tenido la oportunidad y jamás han intentado suprimir la venta de armas ni la pena de muerte. Va en su cultura, dicen ellos, desde los tiempos del viejo Oeste en el que se abrían paso a tiros y colgaban a los cuatreros en un cruce de caminos. En su sociedad es normal que la gente tenga pistolas en casa y que se fría a los delincuentes en la silla eléctrica, y como en la sociedad es normal e incluso la gente lo quiere, el Gobierno hace normal en la ley lo que es normal en la sociedad, según la doctrina que hemos inventado los españoles. Adolfo Suárez, para ser más exactos, cuando estaba todo por inventar.