A Farruquito, el afamado bailaor que se saltó un semáforo, atropelló a un peatón y se dio a la fuga porque conducía sin carné, ha sido condenado a 16 meses de cárcel y no irá a la cárcel al no tener antecedentes. Barato. Le ha salido la juerga muy barata. Puedes ir a toda hostia por la carretera sin carné de conducir y sin seguro, atropellar a un inocente en un paso de cebra, darte a la fuga, mentir y reconocer el delito a los seis meses (una vez que te han pillado) y no vas a la cárcel porque te salvas con pagar una multa. Bonito ejemplo para los niños. Cómo van a explicar esta sentencia en los colegios, en las clases de seguridad vial. ¿Qué van a contestar cuando los niños pregunten? El tal Farruquito declaró hace poco que él es una buena persona. Eso nadie lo duda. Yo también soy muy buena persona, pero si atropello y mato a un hijo de Farruquito no sé qué hubiera pasado. Aquí no se trata de ser o no buena persona,
sino de hacer Justicia y que la ley sea igual para todos. Porque estoy seguro que el peatón atropellado también era una buena persona y aquí no nos vamos a poner a pesar en una balanza quién era más buena persona, sino quién ha incumplido la ley que se supone que es igual para todos. El periodista Amilibia también era una buena persona pero cuando tras un accidente de tráfico se calentó en la discusión, sacó una pistola de la guantera y le pegó un tiro al otro conductor, pagó con la cárcel el delito y nadie le tomó en consideración que fuera una buena persona o que fuera borracho. Yo soy una buena persona, pero cuando me he equivocado he pagado las consecuencias del error y no me han perdona el desliz porque sepa bailar. Oye, que como bailo muy bien te voy a pagar la deuda un día de estos sobre un tablao. Todos somos buenas personas y responsables de nuestros actos, ¿por qué Farruquito no lo es?