Antonio F. Marín: Pantorrillas y Elmer Batters

31 de julio de 2005

Pantorrillas y Elmer Batters

Está considerado uno de los principales fotógrafos fetichista de todos los tiempos. Un santón. Yo lo conocí a través de la revista Tacones Altos (versión cutre española de la legendaria Leg Show, que no sé si se sigue publicando en España), junto a Bernard Montorgueil, Sardax, Bill Ward, Eric Kroll, o Helmut Newton. Ahora me he encontrado algunas fotos suyas en Internet y las reproduzco aquí para deleite de aquellos compis que se reconocen fetichista como un servidor y que gustan vestir a la mujer antes que desnudarla, que de eso se trata y no de lamer los pies como creen algunos (algunos guarros). A uno los pies se la traen floja, nunca mejor dicho, si no están jugando con un zapato y se acompañan de medias con costura, fajas, faldas de tubo, medias de trejilla fina, miradas cómplices, sonrisas y juegos de seducción. O unas buenas pantorrillas, como las de la foto, que siempre han sido mi fetiche favorito. No es sólo el pie o el zapato, es la liturgia que lo rodea y que en el mundo anglosajón se conoce por "shoe dangling". La Academia Española de la Lengua todavía no se ha pronunciado al respeto, ni

tampoco sobre "shoejob" o "heeljob"; esa otra modalidad fetichista que tanto gusta a algunos otros y que consiste en masturbar con el zapato o el tacón hasta que se produce la corrida sobre él. Esta especialidad es muy jodida y no precisamente porque tu chica se niegue al asunto al considerarte un pervertido, que también, sino porque le manchas sus zapatos de Ferragamo y eso sí que no lo toleran. Bajo ningún concepto. Ellas son así de raras. De novios te permiten que te corras en el cine sobre su pañuelo Gucci o aceptan que quieras verla follar con su mejor amiga mientras tú te masturbas sentado en una butaca. Eso tiene un pase, pero de lo de correrte sobre sus zapatos "Manolo Blahnik" una vez casados, nada de nada. Antes muerta que sencilla, digo, que corrida en sus "manolos", por lo que se recomienda a los usuarios de esta disciplina que antes de la función avisen a su chica si no quieren morir en el empeño. Pero es que correrse sobre unos zapatos de mercadillo no tiene fuste, es una ordinariez. Tienen que ser zapatos caros. Y cuanto más caros mejor.

Mobusi