Pertinaz sequía, intoxicación alimentaría, incendios forestales o muerte de ciudadanos en cuartelillos de la Guardia Civil. ¿A qué te recuerda esto? No, no es lo mismo, no seamos malévolos, porque ahora no se inauguran pantanos. De que se haya producido una intoxicación alimentaría que afecta ya a más de 2.055 personas no tiene la culpa el Gobierno, porque esto ocurrirá con este y con cualquier otro aunque se realicen muchísimas inspecciones, pues siempre habrá un técnico en una fábrica que meterá la pata porque no existe la perfección infalible. De lo que sí es responsable el Gobierno es de que la ministra siga de vacaciones en Marruecos, haciendo alpinismo, mientras 2.055 enfermos están que se escagarrían por la pata abajo y ya ha muerto uno de ellos. Si ella sigue de vacaciones porque su gestión en la crisis no es necesaria, ¿para qué la queremos? ¿O para qué cobra? Otrosi digo, que el
Gobierno tampoco es culpable de que unos guardias civiles hayan apalizado a un ciudadano pues eso ocurrirá con este y con cualquier otro, porque siempre habrá salvajes que se salten la ley; aunque de lo que si tiene la culpa el Gobierno es de que no se hiciera caso a otras denuncias de malos tratos contra el teniente "responsable" del cuartel. Había precedentes, según parece. Los guardias tienen presunción de inocencia, claro, pero nosotros tenemos libertad de expresión para preguntarnos por qué si lo que hacían con el detenido era lo correcto, se escondieron de las cámaras. Yo me hubiera acercado a ellas para que lo grabaran todo y que no hubiera duda. Pero, con todo, lo que a mí si que me extraña es que a Rafael Vera, condenado por sustracción de fondos públicos, le hayan dado permiso carcelario porque dicen que el estar recluido le provoca depresión, le hace pupita. Yo lo comprendo: a mí por ejemplo llegar a fin de mes me deprime mucho, muchísimo. Y cuando las mujeres me dan calabazas, que es casi siempre, también me deprimo una barbaridad. Es más, cuando llegan los lunes me deprimo con sólo pensar que tengo que trabajar, porque a mí el trabajo me cansa. Una vez fui al médico y se lo dije: Mire usted doctor, que no me encuentro bien porque a mí eso de trabajar me cansa y a ver si me da usted unas pastillas para el cansancio. Pero no me hizo caso. Soy un incomprendido.