podrá ser jamás fetichista de una mujer a la que no ame y, por ejemplo, las prendas íntimas de Marilyn Monroe, tan solicitadas y subastadas por otra parte, me la refanfinfla. Y mucho. Yo las usaría como trapos de limpieza, sin ningún remordimiento, pese a que otros paguen muchos millones por tener su corpiño, su peine, su portaligas o sus bragas. Y pese a ser la protagonista de la escena más genuinamente ‘upskirt’ del cine en aquella imagen de “La tentación vive arriba” con el aire que salía de la rejilla del metro y le volaba la amplia falda. Seamos pues serios y fetichistas puros del tendido 7 sin desviaciones, escisiones o/u heterodoxias. Uno es fetichista ortodoxo, ya digo, un purista de la fiesta. Con amor todo está permitido; sin amor somos animales rutinarios.
20 de agosto de 2005
Fetichismo ortodoxo
podrá ser jamás fetichista de una mujer a la que no ame y, por ejemplo, las prendas íntimas de Marilyn Monroe, tan solicitadas y subastadas por otra parte, me la refanfinfla. Y mucho. Yo las usaría como trapos de limpieza, sin ningún remordimiento, pese a que otros paguen muchos millones por tener su corpiño, su peine, su portaligas o sus bragas. Y pese a ser la protagonista de la escena más genuinamente ‘upskirt’ del cine en aquella imagen de “La tentación vive arriba” con el aire que salía de la rejilla del metro y le volaba la amplia falda. Seamos pues serios y fetichistas puros del tendido 7 sin desviaciones, escisiones o/u heterodoxias. Uno es fetichista ortodoxo, ya digo, un purista de la fiesta. Con amor todo está permitido; sin amor somos animales rutinarios.