El Parlamento catalán ha aprobado el primer artículo del “estatut” que define a Cataluña como Nación. Pues vale. Felicidades. Yo me suelo definir en los contactos de sexo como un chico superdotado, soltero, atractivo, alto, culto, educado, cariñoso y amigo de las amigas de mis amigos. Cada uno es muy libre de definirse como quiera. Y para más coña, parece que el ex presidente del Gobierno José María Aznar, ha intervenido en el asunto y ha declarado que el estatuto de Cataluña supone un cambio de régimen. Yerra. Este hombre no tiene remedio. Se equivocó cuando gobernaba al inmiscuirse en la invasión de Irak, por ejemplo, y se equivoca ahora porque sigue con la misma miopía política de no ver más allá de sus narices. Tuvo aciertos, claro, como el de la gestión económica que los mismos socialistas reconocen al prorrogar, años tras año, los presupuestos que
siguen siendo los del Partido Popular. Y acertó en su firmeza con los terroristas porque si Zapatero acaba con ETA será gracias a la entereza que él tuvo en su momento con la banda y con sus edecanes civiles, incluido el PNV. Pero eso de que el estatuto catalán supone un cambio de régimen es una tontería porque va a suponer más régimen, nacionalista, y más régimen victimista. Es probable que me equivoque pues con esta tropa de mediocres nunca se sabe, pero me malicio que el estatuto se aprobará en Cataluña y se aprobará luego en Madrid aunque rebajado, algo descafeinado, pero con muchas más competencias. Y al final todos se sentirán ganadores porque Zapatero podrá presumir de que ha modificado el estatuto como prometió; Maragall habrá conseguido modificar el estatuto que no consiguió cambiar Pujol en más de 20 años; CiU podrá fardar de que los socialistas no han cumplido al no conseguir el estatuto fetén, el que ellos querían, porque lo han rebajado en Madrid los "españolistas" y Carold Rovira podrá seguir presentándose como la víctima del “españolismo” ya que ese no es el estatuto bueno y seguirá espatarrado en el pulpito de la reclamación permanente. Y todos tan contentos. Más de lo mismo, más victimismo, excepto para el resto de los españoles que verán reducida la solidaridad de las regiones ricas a favor de las más pobres. Socialismo al 1% ya se sabe. Y en estas, hasta que los demás españoles se cansen, algunos ya lo hacen, e instauren los aranceles por la exportación al resto de España. Esperemos, no obstante, que el cava no llegue al río y que no nos pase como a Manuel Carrasco i Hormiguera (al que el Congreso homenajeo ayer), que tuvo que huir de Cataluña en tiempos de la República por ser católico y que luego fue fusilado por Franco por rezar en catalán. España y yo somos así, señora.