un eclipse. No tuvo paciencia y se fue con un fontanero que pasó por allí y que comentó algo de que trabajaba en La Moncloa. No eres romántica, le dije yo mientras la veía huir con el fontanero. Porque no son románticas. Luego ellas fardan de romanticismo, de ternura y bla, bla, bla, pero tú les propones sentarte con ellas a esperar que pase un eclipse y no quieren. Y cuando por fin pasa ellas inventan miles de argucias y tretas para no complacerte con la excusa de que tienen que mirarlo. No importa, cariño, tú míralo por la ventana que yo me apaño por detrás, le dices tú amablemente para conciliar su interés por el eclipse y el tuyo por tocarle el culo. Pero ellas son muy crueles y egoístas, ya se sabe, y no comprenden el inmenso placer que supone para un hombre tocarles el culo mientras ellas miran un eclipse por la ventana. Son egoístas y no entienden tus fantasías. Luego dicen que en la pareja hay que dialogar y todo eso, pero cuando llega un eclipse se va todo al carajo. Yo es que siempre he tenido la fantasía de tocarle el culo a mi chica mientras pasa un eclipse, sin que haya lugar para la extrañeza o/u aspavientos porque me sé yo de otros, aún más raros, que lo hacen los sábados por la noche y en la cama. Para gustos los colores, que dijo no sé quién que tenía una fábrica de pintura. Ellas es que son así de raras porque yo una vez le dije a una chica que tenía un culo tan hermoso que eclipsaba el sol y se enfadó y todo, y le dijo a su madre que yo la había llamado gorda. Ellas no comprenden el rico mundo de la metáfora. Pues eso. Que me alegro de que el próximo eclipse no ocurra hasta 2.028 porque así tendré tiempo de encontrar a una chica que no le moleste que le toque el culo cuando pase el susodicho. O que tenga un culo tan hermoso que eclipse al sol y me deje a mí eclipsao.
4 de octubre de 2005
Ellas son muy raras
un eclipse. No tuvo paciencia y se fue con un fontanero que pasó por allí y que comentó algo de que trabajaba en La Moncloa. No eres romántica, le dije yo mientras la veía huir con el fontanero. Porque no son románticas. Luego ellas fardan de romanticismo, de ternura y bla, bla, bla, pero tú les propones sentarte con ellas a esperar que pase un eclipse y no quieren. Y cuando por fin pasa ellas inventan miles de argucias y tretas para no complacerte con la excusa de que tienen que mirarlo. No importa, cariño, tú míralo por la ventana que yo me apaño por detrás, le dices tú amablemente para conciliar su interés por el eclipse y el tuyo por tocarle el culo. Pero ellas son muy crueles y egoístas, ya se sabe, y no comprenden el inmenso placer que supone para un hombre tocarles el culo mientras ellas miran un eclipse por la ventana. Son egoístas y no entienden tus fantasías. Luego dicen que en la pareja hay que dialogar y todo eso, pero cuando llega un eclipse se va todo al carajo. Yo es que siempre he tenido la fantasía de tocarle el culo a mi chica mientras pasa un eclipse, sin que haya lugar para la extrañeza o/u aspavientos porque me sé yo de otros, aún más raros, que lo hacen los sábados por la noche y en la cama. Para gustos los colores, que dijo no sé quién que tenía una fábrica de pintura. Ellas es que son así de raras porque yo una vez le dije a una chica que tenía un culo tan hermoso que eclipsaba el sol y se enfadó y todo, y le dijo a su madre que yo la había llamado gorda. Ellas no comprenden el rico mundo de la metáfora. Pues eso. Que me alegro de que el próximo eclipse no ocurra hasta 2.028 porque así tendré tiempo de encontrar a una chica que no le moleste que le toque el culo cuando pase el susodicho. O que tenga un culo tan hermoso que eclipse al sol y me deje a mí eclipsao.