Las principales asociaciones de víctimas del terrorismo han hecho público un comunicado conjunto en el que expresan que el anuncio de alto el fuego permanente de ETA puede ser “el punto inicial de un proceso que conduzca al final del terrorismo". Supongo que ahora algún listo las acusará de ser pro PSOE. En fin. Pero yo me quedo con Agustin Ibarrola; un escultor vasco que militó en el Partido Comunista, que fue perseguido y encarcelado por el franquismo y que años después fue perseguido por los nacionalistas y los etarras que llegaron incluso a destrozar su obra. Un vasco ilustre que anoche decía en el programa “De cerca” que se alegraba por la tregua, cómo no, pero que también aclaraba que si esa paz llega no será debida a los nacionalistas que han estado mirando hacia otro lado cuando los terroristas
coartaban la libertad y la democracia, sino a los que se han rebelado, a la víctimas y a los que han luchado y no se han rendido a los terroristas de ETA. Tiene toda la razón. Los que han estado mirando a otro lado e incluso justificando el “conflicto político” no pueden ahora ponerse medallas y acaparar la foto. Si se consigue será por los que nunca se han rendido, como las víctimas y el pueblo español que ha padecido el terrorismo durante 30 años. Porque se puede ser generoso con los presos, se puede legalizar a Batasuna, se puede ayudar a la reinserción de los asesinos, se puede perdonar y se puede mirar hacia el futuro, pero no se puede y debe hacer concesiones más allá de lo estrictamente humanitario. Se perdona a las personas, no a las bandas. Y ojalá que todo salga bien, ya digo, y que en la mesa, y en las sillas de negociación, no nos expriman más de lo estrictamente imprescindible porque yo no me fío ni de mi sombra y tampoco de las sombras extrañas que llevan pistola. Y mucho menos de los que se amparan en esas sombras para recoger las nueces