2 de marzo de 2006
La mujer real
La diseñadora Elena Miró ha presentado en Milán "la mujer real"; es decir, la mujer normal que todos vemos por la calle, la rellenita, la que existe, la jamona, la que vive en tu mismo portal o en tu misma calle y no las repugnantes modelos anoréxicas que más que agradarte lo que te dan es ganar de vomitar. Por fin parece que vuelve el sentido común y ha tenido que ser una mujer la que nos ha devuelto la sensatez, porque nos gustan las mujeres que, como Marilyn, están muy buenas con unos kilos de más. "Para tener carne a la que agarrarse" que decían nuestros abuelos. Sin pasarse claro, pero sin caer en lo enfermizo. Hay que ser un psicópata para que te gusten las huesudas que
además, al follar te hacen daño porque se te clavan los huesos de la cadera. A mí particularmente me gustan las morenazas, bajitas, culonas y con pantorrillas robustas; es decir, todo lo contrario de las modelos que nos presentan. Y un truco: en verano les miro a las mujeres los brazos porque existe una proporción entre ellos y los muslos (que están tapados). Y si los brazos son robustos, los muslos son robustos; si los brazos son flacos, los muslos son flacos. No falla. Soy un cerdo sí, porque es sabido que ella sólo te miran la belleza interior. No me gustan los tópicos, aborrezco los lugares comunes o las leyendas urbanas, pero podría ser cierto eso que dicen de que las mujeres se dejan vestir por modistos, generalmente homosexuales que odian a la mujer y quieren verlas horrorosas para vengarse. No lo creo ya digo, pero afortunadamente queda una mujer sensata como Elena Miró que nos ha devuelto la lucidez. Y la mujer real.