25 de septiembre de 2006
Fetichismo shoe dangling
Me has llamado para que entre y me has dicho no sé qué cosa de no sé qué asunto. No tengo ni idea, la verdad. Ni sé qué me dices porque sólo tengo ojos para ese balanceo de tu zapato de tacón en la punta del pie mientras te refieres a no sé qué asunto de no sé qué cosa. ¿Podrías ser más explícita, cariño? Es que sólo atiendo a lo que me dices y cuentas con esas medias con costura y talón cubano, y con el balanceo de tu zapato que me dice muchas cosas, muchísimas. Tienes una verborreica grandilocuencia con ese gesto casual de tu zapato que me lo cuenta todo, aunque tú
no me cuentes nada. ¿Salir? Pues yo prefiero quedarme en casa siempre y cuando sigas jugando con el zapato en la punta de tu pie en esa posturita “shoe dangling” tan deliciosa. Pero eso tú ya lo sabes. Me conoces y sabes lo que yo quiero aunque yo no lo sepa. Eres mala y un poco bruja. Y me provocas. Haces conmigo lo que quieres. Y me gusta.
Nota.- Me aclara una preciosa chica que estás medias estuvieron de moda en Zara la pasada temporada. No lo sabía. Muchas gracias.